Unas 4 mil personas han visto la exposición de la estadunidense Jill Magid
Muy escaso público, era el comentario más socorrido en las salas del Muac
Convertir las cenizas de Barragán en un diamante es reprobable
, dijeron algunos espectadores
La pieza es expresión de lo que es el arte en la posmodernidad
, opinó especialista en historia del arte
Acto de transacción para que la autora acceda al archivo del artista, sugiere otro visitante
Sábado 6 de mayo de 2017, p. 5
La exposición Una carta siempre llega a su destino: los archivos Barragán, de la estadunidense Jill Magid, montada en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Muac), ha sido visitada por unas 3 mil 950 personas desde que se inauguró el pasado 27 de abril.
Muy escaso público
, era el comentario más socorrido entre las salas. Para entrar a ver la muestra que incluye la pieza La propuesta, de Magid, no había filas ni tumultos.
Ese diamante de 2.02 quilates, azul, sin cortar, con la inscripción Soy sinceramente tuyo, está engarzado en el anillo de plata que Magid realizó con las cenizas del artista mexicano y Premio Pritzker de Arquitectura 1980.
Personas que ayer visitaron la exposición de Magid compartieron a La Jornada su opinión respecto del anillo hecho con las cenizas de Luis Barragán (1902-1988).
Mientras algunas consideran que la exhumación de las cenizas de Barragán de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres es mala y reprobable
, hay quienes aseguran que los restos del arquitecto convertidos en diamante es arte conceptual.
Al parecer ese trabajo de Magid surgió de la pregunta, ¿qué significa que el legado de un artista sea propiedad de una corporación? Y decidió usar el anillo de diamante como medio de negociación con Federica Zanco, directora de la Barragan Foundation, con sede en Suiza, con la finalidad de repatriar los archivos del arquitecto a México.
La muestra recibe al público con un ejemplar del contrato que Magid firmó con una empresa para que cuando muera sus cenizas se conviertan en diamante. Con el título Autorretrato pendiente, una pared del recinto luce vacía y a un costado se observa el documento.
En el siguiente apartado hay documentos, libros y cartas donde la estadunidense explora lo que sucede con el legado de un artista cuando es propiedad de una corporación y está sujeto a las leyes de un país donde no existe alguna de sus obras arquitectónicas.
Entre las piezas sobresale un atril con la carta que Magid escribió a Zanco, que el público no puede leer muy bien porque hay un letrero en el piso que dice: favor de no pisar
. Los custodios del recinto cada vez que ven a alguien pisar el atril, le recuerdan esa prohibición.
En la muestra llama la atención del público una serie de cuadros en homenaje a Barragán, donde la estadunidense considera la renuncia a los derechos de propiedad intelectual en favor de compartir.
El título Homenaje retoma parte de la famosa serie de pintura de Albers, Homenaje al cuadrado, al tiempo que considera el tributo de Barragán a Albers. Para el joven Osmar esa parte de la exposición le interesó porque Magid hace referencia a la Casa de Barragán, mediante los cuadros y una silla, donde la estadunidense dialoga no sólo con el arquitecto mexicano, sino también con Clara Porset.
Sin embargo, después de ver el anillo de plata, Osmar aseguró que la pieza no es arte y reprobó que se tomara una porción de las cenizas del arquitecto. No es mala idea que todos los archivos de Barragán regresen a México, pero no de esa forma tan escabrosa
.
La sala cinco, donde se exhibe el anillo de plata, también muestran ex votos de Magid, titulados Los milagros: cuatro caballos de estaño pintados con agradecimientos a la familia Barragán, al gobierno de Jalisco, al caballo de plata y al diamante fabricado únicamente con las cenizas del artista.
Tras finalizar el recorrido por la exposición, una visitante dijo que definitivamente el anillo hecho con las cenizas de Barragán es una pieza de arte y, como especialista en historia de arte, explicó que es una expresión de lo que es el arte en la posmodernidad. El debate sobre la exposición en el museo me pareció anacrónico, parecía del siglo XIX
.
Una pareja leía con atención las cédulas informativas; al final expresaron que no les gustó el anillo y más que una pieza de arte lo consideraron un acto de transacción para que Magid acceda al archivo de Barragán
.
La exposición Una carta siempre llega a su destino: los archivos Barragán, de Jill Magid, concluirá el 8 de octubre en el Muac (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria).
Las personas interesadas en una visita guiada por esa muestra pueden solicitarla en la página web del Muac.