n 2017 la economía mexicana se ubicará en el lugar 16 entre 189 países, según el tamaño de su PIB, de acuerdo con el FMI. Para valorar adecuadamente esta información conviene considerarla en una perspectiva más amplia: en 2000, de acuerdo con los datos del Banco Mundial publicados en su Informe sobre el desarrollo mundial, México ocupaba el lugar 10. Por supuesto la primera economía del mundo era Estados Unidos, que entonces representaba casi 31 por ciento del PIB global; seguido lejanamente por Japón, que aportaba 14.5 del PIB mundial; la tercera economía era la alemana, cuyo peso global era de 6 por ciento; la cuarta era Reino Unido, con una aportación de 4.6 por ciento del total; seguía Francia, con un peso de 4.1 por ciento.
Hasta el sexto lugar se ubicaba China, que en ese 2000 aportó 3.7 por ciento del PIB global; el séptimo lugar lo ocupó Italia, luego Canadá y en noveno aparecía Brasil, con un significativo 2 por ciento. El aporte mexicano, que nos colocaba en el décimo lugar, era de 1.96 por ciento, muy cercano al brasileño. Para 2006, un año antes de que estallara la burbuja inmobiliaria, la lista había tenido variaciones interesantes. La de mayor significación era que China se ubicaba como la cuarta economía, antecedida por las tres grandes: Estados Unidos, Japón y Alemania. El aporte chino había aumentado a 5.6 por ciento. Los otros datos interesantes eran que España aumentaba su participación global y que Corea e India se metían entre las 12 mayores economías. México había caído al puesto número 11.
Para 2012 el ascenso chino era ya brutal. China ocupó el segundo puesto con una aporte de 10.2 del PIB global, sólo superado por Estados Unidos, que seguía siendo la economía mayor, pero su participación había caído a 23.6 por ciento, siete puntos porcentuales menos que en 2000. Japón se había quedado con el tercer puesto, reduciendo también su participación significativamente. El cuarto, quinto y sexto lugar lo ocuparon, respectivamente, Alemania, Francia y Reino Unido. Brasil ya había llegado al séptimo puesto, seguido de Rusia, India e Italia. Canadá se fue al lugar 11 y a México le correspondió el lugar 14.
Tres años después, en 2015, los chinos volvieron a aumentar su participación alcanzando 12.2 por ciento, más de cuatro veces lo que aportaron en 2000. Estados Unidos, en cambio, de nuevo redujo su contribución llegando a 22 por ciento. Las otras cuatro grandes economías: Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña, significaron casi 20 por ciento del PIB global, en tanto que 15 años antes habían sumado 38 por ciento. Las economías emergentes, Brasil, India y Rusia, miembros del club de los BRIC, aportaron ese 2015 10.4 por ciento, en tanto que en 2000 habían aportado apenas 5.3 por ciento. México volvió a reducir su participación a 1.6 por ciento, ubicándose en el lugar 14. En 15 años la participación de México se redujo de casi 2 por ciento del PIB global a 1.6, siendo superado por Corea, España, India, Rusia y Australia.
El FMI nos dice que la economía mexicana seguirá disminuyendo su importancia, mientras otras economías como la australiana incrementan su participación. La información es consistente con lo que los mexicanos pensamos sobre el desempeño de nuestro país. Cuando se nos pregunta, como lo ha hecho el Informe Latinobarómetro más reciente, si pensamos que el país progresa, está estancado o retrocede, solamente 19 por ciento de los encuestados piensa que progresamos.
El 81 por ciento que piensa que estamos estancados o francamente en retroceso tiene razón. Los datos sobre la relevancia económica del país lo confirman: cada año le aportamos menos al crecimiento de la economía global, cada año descendemos en nuestra ubicación global. En 2017 y 2018, al término de otro sexenio en el que la administración federal ha estado al mando de neoliberales, la economía mexicana seguirá perdiendo importancia, pese a que los mexicanos en el exterior siguen enviando remesas y que hemos tenido un entorno favorable en los tiempos de los altos precios del petróleo.