El robo del pasado viernes a un local de la Plaza Meave resultó poco creíble para comerciantes y vecinos de la zona que conocen cómo opera dicho centro, quiénes son los distribuidores y cómo venden la mercancía.

La mala fama de la plaza, reconocieron locatarios, es porque hay mucho vendedor cábula. Además, autoridades policiacas de la Ciudad de México consideran la zona con incidencia delictiva, principalmente por el robo a transeúnte y fraudes a compradores.

Pese a que mucha gente no denuncia ante el Ministerio Público se han conocido casos de robo de celulares por medio de las redes sociales. En junio de 2015 se difundió un video de un grupo de jóvenes que operaba sobre la acera del Eje Central Lázaro Cárdenas.

Ofrecía el cambio de micas protectoras a bajo costo y, una vez que el cliente le entregaba el aparato, se escabullían entre los pasillos con el teléfono del incauto, a quien otros vendedores le recomendaban irse para no tener problemas. Los atracos siguen, pero ahora cambiaron su modalidad, dentro de la plaza.

También se ha conocido de quebrantos de los mismos comerciantes que venden productos hechizos de marcas reconocidas, o como fue el caso de Edmundo García, quien llegó en busca de una computadora laptop. Relata que un joven amablemente le ofreció un buen equipo en 9 mil pesos, aceptó la oferta y entregó el dinero.

Como quería quedar bien con el cliente, el vendedor le ofreció traer un equipo nuevo que estaba en la bodega. Le pidió esperar unos minutos en lo que iba por él, pero jamás regresó. Tras la demora preguntó que pasaba y el locatario le aseguró que no había un solo joven trabajando con él y que lo habían timado.

Tras aceptar que hay abusos y quebrantos en la plaza, cometidos por vendedores, también denunciaron que ellos son víctimas de amenazas si no pagan derecho de piso y comentaron que el robo al negocio de telefonía celular es la evidencia de esos amagos del grupo delictivo conocido como La Unión.

Expusieron que las autoridades tienen conocimiento de que “nos están cobrando. Se han apropiado de muchas zonas y con ellos se debe de negociar. Exigen que les pague la cuota que se fija según el giro.

En la plaza, relataron, “todos saben cómo se opera, qué se vende, de dónde procede la mercancia y la rata no se mete. Esos eran de La Unión”. Sobre el grupo delictivo explicaron que trabajan en células y están en toda la ciudad porque los dejaron crecer.