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Acosan delicuentes refugio de migrantes
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de abril de 2017, p. 10

En meses recientes, integrantes de la delincuencia organizada se han hecho pasar por familiares o guías de migrantes para ingresar a la Casa del Migrante en Saltillo, Coahuila, informó Pedro Pantoja, encargado del refugio.

Indicó que han recibido amenazas de todo tipo, y agregó que en otras ocasiones los delincuentes han logrado ingresar al albergue para sustraer la información personal de los migrantes, con el propósito de extorsionar a sus familias.

Este tipo de sucesos y situaciones se han dado desde 2009, pero en semanas recientes se ha exigido al sacerdote Pantoja conseguir una fuerte suma de dinero como pago por la seguridad de los colaboradores del centro.

Pantoja dijo a Desde la fe, órgano de la Arquidiócesis de México, que cuando hicieron la denuncia formal ante las autoridades, éstas se limitaron a reconocer que dichos grupos ya tenían presencia en la entidad y sólo les mandaron una patrulla, la cual ‘‘brilla por su ausencia cuando los malhechores merodean el lugar’’.

Ayuda de la sociedad civil

No obstante, explicó que la fiscalía coahuilense, al ser enterada, ordenó que se implementaran medidas cautelares para la protección de lugar, incluido el personal. Expuso que con la ayuda la sociedad civil y de estudiantes organizados que apoyan la Casa del Migrante, se han blindado, y eso ha disminuido el riesgo de algún ataque.

El jueves, al dar a conocer lo que estaba sucediendo, el personal del albergue recibió amenazas. ‘‘No somos ingenuos ni somos mártires, ni gente que diga ya, que hagan lo que quieran; de ninguna manera, tengo voluntarias a quienes han perseguido. La Casa de la Madre Lupita, que es donde muchas pernoctan, también ha sido asediada; como se puede observar, hay muchos protocolos que los señalan’’.

Pantoja detalló que en meses recientes hubo varios delincuentes a los que no dejaron entrar al albergue. ‘‘Tenemos códigos muy especiales para detectarlos… de hecho uno de ellos pasó varias noches afuera, como observando’’. Cuando los han llegado a expulsar del albergue, los hampones se la cobran con los migrantes, pues a manera de venganza los secuestran y los torturan.

El religioso dijo finalmente que no cuenta con seguridad personal porque confía en la comunidad. ‘‘Hemos conquistado a la sociedad civil, por eso siempre hay mucho tránsito de personas en al menos 10 metros a la redonda del centro, y con ellas me siento protegido’’.