La Ciudad de México está dejando de ser sitio de paso para los migrantes centroamericanos y se erige en lugar de destino y permanencia, opinó Gabriela Hernández Chávez, coordinadora del albergue Casa Tochán.

Durante la inauguración de la expo-venta de obra gráfica, serigrafía y grabado de artistas mexicanos y alemanes, que se efectuó ayer en el centro cultural Casa Rafael Galván, de la Universidad Autónoma Metropolitana, con la finalidad de recaudar fondos para apoyar a migrantes y refugiados, en charla con La Jornada, Hernández Chávez explicó que ese albergue se instituyó de manera independiente hace cinco años frente a la necesidad de tener un lugar adecuado para recibir temporalmente a migrantes.

En un principio recibían a personas que venían huyendo de la violencia de Guatemala. Luego la casa estuvo un tiempo en desuso, pero después fue recuperada y reactivó su labor.

“Luego de que Enrique Peña Nieto tomó posesión como presidente –dijo Hernández–, se pudo apreciar que la situación de los migrantes cambió por completo, pues éstos, a causa del famoso plan Frontera sur, que toma como pretexto protegerlos de la delincuencia, tuvieron que buscar nuevas rutas y eso los llevó a tener que llegar a Ciudad de México, donde no estábamos acostumbrados a recibir tantos migrantes centroamericanos; de otros estados del país sí, pero no gente transfronteras.

“Tochán es un albergue pequeño que recibía a migrantes que de cierta forma ya estaban siendo atendidos por otras organizaciones y los canalizaban a la casa. Pero hace dos años, cuando se implementó el plan Frontera sur, ahora los recibimos directamente.”

Trabajo colectivo

Es una tarea compleja y difícil, prosiguió Hernández Chávez, “pues aun cuando existe una ley de interculturalidad y la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec), que atiende a los migrantes, falta mucho más por hacer, pues hoy Ciudad de México dejó de ser sitio de paso y es un lugar de permanencia y destino de la migración.

Esto ha sido así, pues desde hace dos años, cuando todavía Donald Trump no llegaba a la presidencia y hablaba de la construcción de un muro en la frontera norte, el gobierno mexicano estaba levantando un muro, no de manera física, en la frontera sur, pues los migrantes al desviarse de su ruta directa hacia el norte, Ciudad de México se vuelve para muchos sitio de destino.

En Casa Tochán antes se recibía unas 14 personas, ahora sson más de 25, lo que refleja un incremento de 30 por ciento, detalló. El albergue se sostiene con donaciones y de cierto apoyo de la Sederec, la cuestión, expresó, es que solicitamos el apoyo en abril y los recursos los dan hasta noviembre. Ahora requerimos de un odontólogo voluntario para hacer limpieza o tapar algunas muelas.

De acuerdo con la defensora de derechos humanos, el trabajo del albergue se realiza de manera colectiva, en el que se reúnen los esfuerzos de organizaciones como: Sin Fronteras, Casa de los Amigos, Casa del Refugio, Comité de Solidaridad Monseñor Romero y Organización Internacional para la Migración.