A sus 81 años, el fotógrafo y ex combatiente cubano Perfecto Romero mantiene su fe en la juventud. Está convencido de que ésta enarbolará el estandarte de la revolución y proseguirá luchando para conseguir un mundo mejor, como él lo hizo hace más de medio siglo al lado del Che Guevara, Fidel Castro y Camilo Cienfuegos con la finalidad de liberar a su país de la dictadura de Fulgencio Batista.

Lo principal es la juventud, nosotros ya vamos de salida. La juventud es la que necesita cargar con el estandarte de la revolución y seguir luchando. Me parece que los jóvenes en Cuba están bastante bien, aunque hay de todo, pero la mayoría está con la Revolución; cuando se despidió a Fidel, todos se identificaban con él, dijo.

No queda más remedio, no hay otro camino; el mundo está a punto de desaparecer si las cosas continúan como hasta ahora. El objetivo es la paz. ¿Dónde vamos a parar si seguimos amenazando con bombas atómicas? El mundo no puede desaparecer y esto es algo que tiene que llevar la juventud en las manos.

El artista y reportero gráfico, nacido el 25 de enero de 1936 en el poblado de la Sierrita, participó ayer en la presentación del libro Perfecto Romero: fotógrafo de la Revolución, integrado por una selección de imágenes que él captó de esa gesta libertaria a finales de los años 50 del siglo pasado.

Fue el regreso del maestro al Faro de Oriente, en Ciudad de México, adonde estuvo a principios de año para la inauguración de una muestra de su trabajo con la que los alumnos del taller de fotoperiodismo de Jesús Villaseca, que allí se imparte, le rindieron homenaje.

El fotógrafo isleño estuvo acompañado ahora por la periodista Blanch Petrich, colaboradora de La Jornada; la creadora escénica y activista social Jesusa Rodríguez, así como el escritor y periodista Raymundo Reynoso, autor de un documental sobre Romero y editor del volumen.

El ex combatiente recibió la bienvenida al recinto cultural, ubicado en Iztapalapa, de un grupo de jóvenes mexicanistas, los cuales realizaron una ceremonia de purificación y le entregaron un bastón de mando en reconocimiento a su valentía y legado.

Conmovido, Perfecto Romero agradeció ese gesto de amistad y hermandad entre los pueblos mexicano y cubano, y refrendó el profundo significado de nuestro país para el suyo, debido a que fue aquí donde se gestó la liberación isleña.

Ya en la presentación del libro, una edición especial de Amate, destacó la relevancia de la fotografía en su vida y dijo que mediante esa expresión ha transmitido lo que fue, es y será la Revolución en su país.

Yo era un campesino que nada sabía de fotografía, pero después me fui enterando poco a poco, sostuvo.

No cabe duda de que mis fotos tendrán que servir para algo en el mundo. He luchado para que un pueblo viva y viva mejor.

Esencia modesta

Blanche Petrich resaltó la esencia modesta de Perfecto Romero, de quien afirmó que, no obstante su trayectoria, nunca se ha comportado como protagonista.

“Pero hoy lo reconocemos como un grande. Cuando estamos ante su presencia vemos a un hombre que vio, estrechó la mano y combatió al lado de Fidel, Camilo y el Che. Ellos fueron la semilla de la Revolución cubana”, dijo la reportera.

Muchas generaciones hemos vivido inspiradas por esa gesta, por sus valores, el sentido profundo de transformación, de esperanza, que transmitieron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX a muchos jóvenes y el potencial para nuestra propia historia.

Recalcó que la memoria viva que representa Romero y las imágenes plasmadas en sus fotos son más que luz y sombras. Son memoria vivida, valores, esa esperanza, esa valentía, esos principios, esa ética de la Revolución Cubana que está viva también en muchas de las luchas de México y América Latina.

Jesusa Rodríguez, en tanto, destacó lo poético de las imágenes de Perfecto Romero y su capacidad de hacer evidente lo que para otros permanece oculto. Es alguien que pone la cámara para describir lo que no vemos. Últimamente, la realidad se ha vuelto tan ratera, tan mezquina, que necesitamos regresar a nuestros poetas, pero también a nuestros orígenes.

Como parte del acto, se proyectó un par de videos y se obsequió al maestro un libro conmemorativo de su primera visita al Faro, con fotografías tomadas por alumnos del taller.