México y Canadá, meros alfiles en el Mundial de Estados Unidos
adie ha trabajado tanto para adjudicarse un Mundial de futbol que Estados Unidos. El lunes pasado, en Nueva York, el titular del balompié estadunidense, Sunil Gulati, anunció la candidatura para 2026, en conjunto con Canadá y México, países que, sin embargo, en caso de ganar la sede, irán solamente como alfiles en el cortejo de un emocionado rey.
En diciembre de 2010 todo era desazón, frustración e ira en Gulati, tras escuchar el anuncio de las sedes para Rusia 2018 y Qatar 2022. Fue muy duro, pero ya dimos vuelta a la página
, expresó Gulati el lunes. Demasiado lacónico para sintetizar una embestida monumental que tambaleó hasta sus cimientos a la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA).
Estados Unidos se valió de todo. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) tuvo a la mano a Chuck Blazer, miembro ejecutivo de la FIFA, quien –forzado o de buen talante– colaboró de manera fundamental haciendo denuncias. También contó con Michael García, titular de la Cámara de Investigación del Comité de Ética de la FIFA, cargo al que renunció para emprender la ardua averiguación.
Así que, señor Gulati, no fue dar vuelta a la página, sino a cerca de 500 páginas de un reporte del que quizá algún día se desvele todo su contenido. No obstante, el informe final no convenció a Hans Joachim Eckert, presidente de la Cámara de Adjudicación del Comité de Ética de la FIFA, quien mantuvo contra viento y marea las sedes a Rusia y Qatar.
Lo que sí se logró fue tirar del trono a Joseph Blatter, Michel Platini, Jerome Vlacke y una veintena de personajes, sobre todo de Centro y Sudamérica. Extrañamente, México salió ileso. También se adoptaron reformas tendentes a la transparencia, pero, por si las dudas, Gulati esta vez va del brazo de Victor Montagliani, presidente de la Concacaf y ambos miembros del consejo de FIFA, listos para vigilar el proceso de asignación.
Parece que ahora los principales obstáculos no están fuera, sino dentro, empezando con el presidente Donald Trump y su política migratoria y belicista. A ello se suma una escasa afición local al balompié, sin embargo, ya lo anunció también el propio Gulati: Don Garber, el genio de la mercadotecnia deportiva, está listo para entrar en acción.
Ahí es donde México pasa de malquerido a bienamado. El neoyorquino Garber, comisionado de la Major League Soccer (MLS) desde 1999, asegura que en su país hay 36 millones, entre mexicanos y mexicano-estadunidenses, que viven una gran pasión por el futbol y que prefieren los juegos de la Liga Mx sobre la MLS. Ya hasta planteó un torneo conjunto tras la salida de los equipos mexicanos de la Copa Libertadores.
Canadá se justifica porque es el socio natural, a pesar de que ni siquiera tiene una liga profesional (participa en la MLS); por tanto, México, con el mejor futbol de la zona y su aporte de público entusiasta –aquí y allá–, bien puede reclamar la sede inaugural; incluso merece más que 10 partidos, sólo que le falta un directivo menos zalamero y con más pericia para negociar.
La Liga Mx le queda chica a los Tigres. El equipo campeón se desperezó y tiene la liguilla al alcance de la mano. Casi todo el torneo los dirigidos por Ricardo Tuca Ferretti sobrellevaron el barco, apenas de soslayo vigilaban para mantenerse como el plantel menos goleado. Hoy, a tres fechas del fin del torneo regular, son favoritos al título.
Chivas, Xolos, quizás Monterrey y Toluca pueden hacerle sombra, pero da la impresión de que los felinos están por encima hasta del resucitado América, cuyo técnico, Ricardo La Volpe, presume en redes sociales de jugar con mucha inteligencia
. Tigres busca también el trofeo de la Concachampions; su gran pecado sigue siendo su desdén hacia la cantera.
Pumas se desplomó de forma patética, mientras Santos, Atlas y Tuzos están en cerrada lucha para colarse a la fiesta grande. Los rojinegros se sobreponen a la baja de Rafael Márquez, operado de la espalda y cuya recuperación dictará sentencia hacia el retiro o el Mundial de Rusia.
Con apuros, Necaxa amarró un año más de permanencia; Veracruz es el equipo más abocado al descenso y reza por un descuido de Chiapas, Morelia o Puebla. El Atlante es otra prueba de que en el futbol hay intocables, uno de ellos es Alejandro Burillo, quien ni vende ni atiende a sus alicaídos Potros, otrora orgullo del pueblo.