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Conservación de la Vida Silvestre en Valeria Vega-Vela*, Ernesto Rodríguez-Luna*, Juan Carlos López-Acosta* y Mireya Burgos-Hernández** *Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), Universidad Veracruzana ** Citro, Universidad Veracruzana y Departamento de Conservación de la Biodiversidad. El Colegio de la Frontera Sur Autor para correspondencia: [email protected] El Programa de Conservación de la Vida Silvestre y Diversificación Productiva en el Sector Rural 1997-2000 se puso en marcha como parte de las estrategias nacionales de conservación y aprovechamiento de la biodiversidad. Fue la primera iniciativa que brindó incentivos para la configuración de intereses privados y públicos a favor del aprovechamiento y la conservación. Un aspecto preponderante en este programa fue la estrategia bajo enfoque de Unidades de Manejo Ambiental (UMAs), las cuales funcionaron como cimientos para desarrollar nuevas oportunidades de ingresos, generación de empleos y fomentar la sustentabilidad en las áreas rurales, es decir, realizar un manejo de la biodiversidad congruente con los intereses y las necesidades socioeconómicas de los pobladores locales (usuarios de la diversidad). Las UMAs pueden ser intensivas o extensivas, las primeras promueven la reproducción de ejemplares de especies nativas o exóticas, mediante manipulación directa y manejo zootécnico, bajo condiciones de estricto confinamiento. Entre sus objetivos están la investigación, conservación, exhibición y comercialización, por lo que incluye a los aviarios, herpetarios, zoológicos, criaderos de mamíferos, bioterios y viveros, entre otros. Las segundas operan mediante técnicas de conservación y manejo de especies que se desarrollen en condiciones naturales; considerando los aspectos biológicos, sociales y culturales vinculados a los ecosistemas y a sus componentes. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) es la dependencia responsable de evaluar anualmente las actividades de las UMAs, pero esa información se queda resguardada en esa dependencia y no se tiene un seguimiento adecuado y fidedigno de las actividades que se establecieron en el plan de manejo aprobado para el funcionamiento de cada UMA. Según el más reciente registro hecho por la Semarnat, en el 2015, se tienen registradas 12 mil 578 UMAs en México, que corresponden a 38.8 millones de hectáreas, donde se protege una gran riqueza de especies de flora y fauna silvestre. De estas UMAs, el 75.1 por ciento son extensivas y el 24.9 intensivas, y en su mayoría se encuentran localizadas en el norte del país (Nuevo León, Sonora, Coahuila y Tamaulipas), con aprovechamiento principalmente extractivo-cinegético. Pero este sistema está permeando en otras regiones del país como es el caso de Veracruz. En Veracruz en 1998 se establecieron las primeras UMAs, en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas (RBLT). Para 2015 sumaron 20 UMAs, de las cuales 15 son intensivas y cinco extensivas. Del total de UMAs establecidas en la RBLT, 33.3 por ciento tiene fines de Conservación, Investigación y Ecoturismo, mientras que 66.6 por ciento tiene fines de Conservación y Aprovechamiento Comercial. Bajo el esquema de UMAs intensivas, se conserva y aprovecha flora y fauna silvestre en una superficie total de 845.82 hectáreas. La mayor superficie ha sido destinada al aprovechamiento intensivo de criadero (663.48 hectáreas) y una menor proporción al aprovechamiento intensivo vivero (182.34 hectáreas). Para el caso de las UMAs extensivas, se está conservando y aprovechando la flora y fauna silvestre en una superficie total de 798.9 hectáreas, sin embargo la UMA con aprovechamiento extractivo presenta la menor superficie (25 hectáreas), mientras que aquellas con aprovechamiento mixto cubren una superficie de 623.8 hectáreas. Las UMAs de la RBLT presentan regímenes de propiedad ejidal (20 por ciento) y privada (80 por ciento). El uso de suelo de las UMAs extensivas fue agropecuario y forestal (60 por ciento), forestal (20 por ciento) y silvícola (20 por ciento). El suelo de las UMAs intensivas fue principalmente de vocación agroforestal, agropecuario, combinación de agropecuario y forestal, únicamente forestal, pecuario y silvícola El ciento por ciento de las UMAs se encuentran establecidas en la zona rural y se pueden observar los siguientes tipos de especies manejadas en los dos tipos de UMAs, intensivas y extensivas: principalmente árboles como el cedro rojo y palmas como el xochicoahuilt, tepejilote, palma camedor y palma cola de pescado; mamíferos como el mono araña, venado cola blanca, tepezcuincle, serete y pecarí de collar, y reptiles como la rana de arroyo agrio, cocodrilo de pantano, mazacuata e iguana verde. Diferentes autores coinciden en que la conservación de la vida silvestre en las UMAs intensivas se dirige a ser una alternativa económica subsidiada, muy alejada de lograr un desarrollo sustentable. Se requiere generar estrategias de mercado que ofrezcan una viabilidad en la comercialización de los partes y derivados de vida silvestre, y con esto retroalimentar la economía de los propietarios de UMAs, los asesores técnicos y la reinversión para el mejoramiento del hábitat. Es de gran importancia fomentar la creación de UMAs extensivas a partir de las UMAs intensivas con fines de conservación y ecoturismo, a efecto de generar alternativas productivas. Un ejemplo es la UMA Nanciyaga, donde se emplea a unas 60 personas de las comunidades rurales para realizar actividades de manejo de animales silvestres en cautiverio y vida libre con un fuerte atractivo turístico. El manejo de los monos en la Isla de Agaltepec promueve una economía de turismo alternativo que derrama la visita de 200 mil turistas al año, mientras que la ciudad de Catemaco recibe a 400 mil personas y un 50 por ciento de los turistas se dirigen a Nanciyaga, motivados por practicar turismo de naturaleza, observación de la vida silvestre y contacto con la naturaleza. En la creación de UMAs hay una mayor participación de la propiedad privada, y es menor en el caso de ejidos. Esto se debe que en ocasiones el tejido social es más fuerte en la iniciativa privada. Es importante mencionar que las primeras UMAs en la región de Los Tuxtlas fueron ejidales, y de ellas un 80 por ciento sigue entregando sus reportes anuales. Se estima que gran parte de las UMAs centran sus esfuerzos de conservación en ciertas especies tales como venado cola blanca, pecarí y palomas, por lo que se podría pensar que se quedan sin manejo muchas especies con valor ecológico. Tal es el caso de las UMAs enfocadas a unas cuantas especies que tienen alto valor en el mercado; allí se deja sin manejo a diferentes variedades de plantas. Es decir que por medio del esquema de UMAs, se puede diversificar los productos de vida silvestre y realizar un aprovechamiento sustentable. Conclusiones. Las UMAs son una estrategia de manejo integral de los recursos naturales, a partir del cual se espera resolver los problemas ambientales, sociales y legales del manejo de la flora y fauna silvestre en las zonas rurales de la RBLT. Actualmente se tiene la percepción de que no resuelve los problemas anteriormente mencionados, ya que existen factores indirectos que afectan su viabilidad (distribución de la propiedad, falta de aplicación de justicia en el país, excesiva tramitología, entre otros). A pesar de ello se observó una tendencia en el incremento del número de UMAs con el paso de los años. Se observa que el 75 por ciento son UMAs en manejo intensivo, enfocado a especies con valor comercial. En Los Tuxtlas, las UMAs están permitiendo, en cierta medida, la restauración de la naturaleza y los servicios ambientales que se habían perdido, esto gracias a las acciones de reforestación y cambio en las prácticas agrícolas y pecuarias tanto de los esfuerzos de la administración de la RBLT como la aportación de las UMAs. Las UMAs han servido para fomentar la conservación de especies extirpadas de la región, como es el caso del mono aullador, pecarí y venado cola blanca, especies que se encuentran en la NOM-SEMARNAT-059-2010. Así, se piensa que el esquema de UMA está funcionando y está siendo muy aceptado por los propietarios de las tierras de Los Tuxtlas, pero se necesita del apoyo internacional, nacional y estatal para lograr la protección de las flora y fauna silvestre.
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