Internacionalistas consideraron ayer que la decisión de la Casa Blanca de endurecer las sanciones contra los migrantes indocumentados es una muestra de que fracasó el cabildeo que realizan las autoridades mexicanas con sus contrapartes estadunidenses y también un intento por desviar la atención de los fracasos que ha tenido la administración del presidente Donald Trump.

Para Irán Moreno, responsable de las relaciones internacionales del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el gasto económico y de recursos humanos que ha hecho el gobierno de México con las constantes visitas del canciller Luis Videgaray a Washington, parece innecesario, ya que no ha logrado sensibilizar a sus pares de que el problema de la migración no se resuelve con muros o medidas más estrictas.

Consideró que la cancillería y Los Pinos deberían poner en marcha otras acciones para combatir las medidas antimigratorias, como fomentar una estrategia regional junto a Centroamérica y el Caribe y recurrir a los organismos multilaterales internacionales, ya que las políticas de Trump son violatorias de los derechos humanos de las personas.

En lugar de ello, criticó que México sólo se encuentre a la expectativa y a la espera de que le dicten la agenda desde el país vecino del norte. Entre las acciones que se deberían impulsar, dijo, el gobierno federal podría dejar de contener la migración centroamericana que transita por territorio nacional rumbo a Estados Unidos, si este insiste en el endurecimiento de las sanciones contra los indocumentados.

Por su lado, Eduardo Rosales, académico de la UNAM, llamó la atención sobre el hecho de que tales acciones se toman cuando la administración Trump se encuentra en su peor momento. La lista de sus fracasos es pavorosa, subrayó al recordar que no ha podido desmantelar el programa de salud de su antecesor, no tiene recursos para el muro, sus ordenes ejecutivas contra la entrada de musulmanes fueron detenidas por el Poder Judicial y se encuentra inmersa en una investigación de la Oficina Federal de Investigaciones por sus nexos con Rusia.

Ante tales tropiezos, resaltó que lo más rentable para desviar la atención es volver a recurrir al famoso discurso antimigrante que tanto dividendos le ha redituado.