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Jamás la humanidad entera debe olvidar la familia que es el mundo, sentenciaba

La poesía se adelantó a la historia, expresó el autor ruso en una entrevista con La Jornada
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Evgueni Yevtushenko, en mayo de 1991, durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de abril de 2017, p. 5

La poesía de mi generación, dijo Evgueni Yevtushenko a La Jornada el 26 de mayo de 1991, la que apareció antes de todo movimiento disidente, antes de Sajarov, antes de Solyenitsin, la poesía de mi generación, con mi participación modesta, fue cuna de los grandes cambios.

Añadió: fuimos los alpinistas, los que escalamos al pico de la libertad. Puede ser que los poetas, que los escritores de prosa de las siguientes generaciones sean los espeleólogos, los que entrarán a los volcanes.

Yevtushenko visitó México en dos ocasiones. La primera, en 1968, fue apoteósica: en la Arena México recitó su poesía ante más de 20 mil personas. La segunda, en 1991, sirvió para firmar un acuerdo con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, con el fin de publicar su obra en México.

En esa segunda visita dejó constancia de su condición como uno de los representantes más elevados de la poesía soviética de la desestalinización , heredero de Esenin y de Maiakovswki, crítico del dogmatismo y la indolencia burocrática.

Por reconocer a los monstruos

En entrevista con La Jornada, se definió: “soy sin partido. Nunca he sido comunista, pero no me gustan los anticomunistas furiosos. El comunismo en el modo estaliniano, el de Ulbricht, el de Honecker, era un monstruo. Pero hay que reconocer también que el anticomunismo es también un monstruo.

Hay que salvar nuestras almas de un error potencial, no pensar que todo lo que es anticomunismo es bueno y que todo lo que esté dictado con la idea del socialismo es malo. Eso es una cosa tonta, cruel, y puede tener consecuencias muy dolorosas.

Desde joven aprendió a burlar y burlarse de la censura y los censores: usando metáforas.

Evgueni Yevtushenko siempre ha sido noticia. Ironizaba: hay demasiado ruido; ruido de los mítines, ruido de todos los procesos históricos que están aconteciendo, ruido de cataclismos, y en medio de todo eso para un poeta es muy difícil ser notado, le resulta muy difícil ser noticia.

A los poetas de su generación, dijo Yevtushenko a La Jornada, nos acusaron de traidores a la patria, nos culparon, nos dijeron muchas cosas, nos insultaron. Así la historia tenga un comportamiento tan mecánico, así la historia y la poesía no deban ir separadas, gracias a nuestra lucha la poesía se adelantó a la historia.

Porque, dijo, la humanidad entera no puede olvidar jamás la familia que es el mundo. Nadie tiene derecho a olvidar que un peón mexicano en su situación y condiciones no puede estar desconectado con el destino de cualquier kurdo o cualquier obrero en otro país, porque todos tenemos hilos invisibles y no tenemos, por tanto, ningún derecho a olvidar esta hermandad, hacerlo sería destructivo.