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Para el sol azteca ha llegado la hora de los sargentos que controlan territorios

El PRD muestra su músculo partidista sin grandes figuras

Notoria, la ausencia en la movilización del Zócalo de los tres aspirantes a la Presidencia

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El PRD está más vivo que nunca, aseguró la dirigente Alejandra Barrales en la movilización que se llevó a cabo ayer en el Zócalo capitalinoFoto Cuartoscuro y María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de abril de 2017, p. 5

Con la ausencia de los tres aspirantes a la candidatura presidencial del PRD: el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, así como los gobernadores de Michoacán, Silvano Aureoles, y de Morelos, Graco Ramírez, la dirigencia del partido realizó ayer una concentración en el Zócalo capitalino, donde la presidenta Alejandra Barrales expresó su disposición a construir un frente amplio ciudadano para las elecciones presidenciales, mientras algunos arremetieron contra Andrés Manuel López Obrador.

En la movilización, que fue considerada una demostración de unidad partidaria frente al éxodo de militantes a Morena y del avance que registra López Obrador en las preferencias electorales rumbo a 2018, Barrales aseguró que su propuesta tiene coincidencias con el proyecto de Cuauhtémoc Cárdenas, con Movimiento Ciudadano y el PT.

Pero también, subrayó, habrá que ver qué dice Morena, qué dice Acción Nacional y qué dicen los ciudadanos.

Ante miles de perredistas que acudieron a la movilización –según los organizadores 200 mil–, entre ellos el mandatario de Tabasco, Arturo Núñez, Barrales resaltó que la convocatoria es abierta, con todos aquellos que estén dispuestos a dejar de lado sus siglas y poner por delante el interés de México.

Incluyó 10 propuestas sobre la política que, consideró, México necesita. Entre ellas, reducir la desigualdad y combatir la pobreza; hacer crecer la economía, y recuperar y defender la soberanía energética y nacional. Convocó a realizar una gira nacional para dar a conocer los planteamientos y recuperar la confianza de la gente, con un reconocimiento a nuestras fallas.

Entre mantas y banderines con leyendas de Mancera presidente y El PRD está listo para ganar la Presidencia y retener la jefatura de Gobierno de Ciudad de México, señaló que la construcción de esa política no puede depender de un solo hombre o de una sola fuerza política.

Desde el inicio de su discurso, Barrales resaltó que el PRD está más vivo que nunca, y no nos vamos a rendir, porque somos miles y miles que estamos dispuestos a morir en la raya.

Agradeció a los siete senadores que, junto con ella, se quedaron en la fracción parlamentaria tras la fractura de la bancada, “porque trataron de llevárselos con el canto de las sirenas, de presionarlos, de amenazarlos, y ellos decidieron seguir con el PRD… Los que se fueron (11) ya trabajaban para otro proyecto político”, remarcó.

El traslado de perredistas para la concentración corrió a cargo básicamente de dirigentes locales del partido, sobre todo asambleístas y jefes delegacionales, la mayoría de ellos vinculados a la corriente Vanguardia Progresista, cercana a Mancera.

A diferencia de otras movilizaciones, en las que predominaron los discursos de líderes nacionales, esta vez Raúl Flores, presidente del PRD en Ciudad de México, en su papel de maestro de ceremonias, cedió el micrófono a dirigentes capitalinos, entre ellos el diputado local Mauricio Toledo, quien aseguró: le vamos a ganar al caudillo tropical, al populismo.

En su oportunidad, Julio César Moreno, de Nueva Izquierda, resaltó que este domingo “el Donald Trump mexicano, ese malagradecido de Andrés Manuel, ese que algún día los perredistas hicimos jefe de Gobierno, va a realizar un acto, pero celebro que este partido ya se haya desparasitado (...) La soberbia de ese malagradecido lo va a llevar a la derrota en 2018, como cada seis años le ha sucedido”.

También tomó la palabra la coordinadora de la bancada en el Senado, Dolores Padierna –quien al ser presentada recibió muy pocos aplausos–, para defender la Constitución de Ciudad de México y considerar que es momento de replantear la unidad de las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda.

Al final de la concentración se registró un pleito entre contingentes de las delegaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa, con resultado de un lesionado.

En los discursos atacan a AMLO; lo llaman el Donald Trump mexicano y malagradecido

Arturo Cano

Adiós a los caudillos y los coroneles. Para el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha llegado la hora de los sargentos que controlan los territorios –léase las delegaciones en el caso de la ciudad capital– y sus votos. Lo dice la lista de oradores en un mitin con Zócalo lleno, organizado al cuarto para las 12 como respuesta a la movilización que este domingo llevará a cabo el ex candidato presidencial del PRD. Lo dice el Zócalo cuadriculado, establecidas las zonas para cada sargento. De este lado las huestes iztapalapenses de Dione Anguiano, por allá las que bajaron de los cerros de Álvaro Obregón o Gustavo A. Madero y acullá los mexiquenses. Cada uno tiene su trozo de plaza que llenar, y todos lo hacen, aunque a medio acto la plaza comience a quedarse vacía.

En los cartelones no hay consignas ni demandas. Las playeras portan, apenas, el emblema del partido. Lo que importa es destacar el nombre del legislador o funcionario que puso la camiseta (y el microbús para llegar al mitin, claro).

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Apoyo a Mancera en la movilización del PRDFoto María Luisa Severiano

El PRD fue la confluencia de distintas vertientes que iban del nacionalismo revolucionario a la izquierda maoísta. Ese retrato tantas veces dibujado no va más. En el mitin exprés de este sábado, armado a tropezones por la corriente afín al jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, no se expresan las diferencias ideológicas nacidas de la procedencia ni hablan los jefes de las corrientes nacionales –con la excepción de Dolores Padierna–, sino los sargentos que controlan los territorios.

Antes de que inicie el mitin, los jefes políticos delegacionales –no necesariamente los delegados– comparten café y pan. En el centro de la mesa está el principal organizador del acto, Héctor Serrano, secretario en el gabinete de Mancera, a quien dos derrotas electorales consecutivas no parecen hacerle mella, porque recibe trato de jefe y estratega.

El jueves pasado, Serrano y Raúl Flores, presidente local del PRD, convocaron a una comida en el salón Covadonga. Muchos de los asistentes recibieron la invitación esa misma mañana. Cuando llegaron vieron la mesa de honor: Serrano y Flores, claro, además de Mauricio Toledo, Julio César Moreno, Rafael Hernández Raigosa, Víctor Romo y Víctor Hugo Lobo (sueña con ser candidato a la jefatura de Gobierno, aunque, dice un perredista del Comité Ejecutivo Nacional, nadie lo quiere).

Flores dio la bienvenida y en algún momento llamó a reforzar la movilización del domingo (día en que se realiza la de López Obrador). Se ganó una silbatina y corrigió. Serrano hizo una pieza oratoria sobre la honestidad y la lealtad, además de abrir su deseo de ser candidato a algún cargo de elección popular en 2018. La comida terminó con llamados a la unidad, selfies y abrazos.

La reunión fue convocada, naturalmente, por Vanguardia Progresista, la corriente de Mancera en el PRD, partido al que no ha querido afiliarse.

Finalmente, fue un acto para Mancera sin Mancera (un viaje de la Conferencia Nacional de Gobernadores a Estados Unidos y la causa noble de la defensa de los migrantes le dio el pretexto para la ausencia), aunque una gran manta en el edificio de la Asamblea Legislativa, colocada por Toledo, puso los puntos sobre las íes del Zócalo lleno: Mancera presidente.

Con tonos distintos, Dolores Padierna y Beatriz Mojica son las únicas al micrófono que no cierran la puerta a una hipotética unidad de las izquierdas. Claro, dicen, no a cualquier precio. Impulsemos alianzas sin perder lo esencial: nuestra unidad programática y nuestra lealtad partidista, dice Padierna, coordinadora de los senadores perredistas gracias a un pleito que no era suyo.

Sin embargo, la mayoría de los discursos, que se agradecen breves, son de peleador callejero. Elizabeth Mateos, de Iztacalco, celebra que los pocos malos elementos ya se fueron a contaminar otro partido de seudoizquierda.

Entre esos pocos se han ido del PRD la mayoría de sus ex dirigentes nacionales y sus más importantes figuras. Por eso se las ve negras Raúl Flores, maestro de ceremonias, a la hora de nombrar a los asistentes. No vinieron los gobernadores (¿cómo iban a invitar a Silvano Aureoles o Graco Ramírez si no estaría Mancera?) y hace mucho que el PRD es anoréxico en lo que hace a figuras de peso nacional.

Julio César Moreno, jefe en Venustiano Carranza y cuadro de primer nivel de los chuchos, resume como ninguno el tono empleado por la mayoría de los oradores. ¿El PRI? ¿La corrupción en el gobierno de Peña Nieto? No, su prioridad es el ataque al Donald Trump mexicano (López Obrador, naturalmente). Moreno celebra que su partido se haya desparasitado (en referencia a la reciente salida de Miguel Barbosa) y augura: La soberbia de ese malagradecido (AMLO) lo va a llevar a la derrota otra vez en 2018.

Mauricio Toledo defiende como ninguno a Alejandra Barrales e incluso le presta a sus bases. Las señoras con camisetas de Toledo son las que cargan las banderas blancas con el nombre de Alejandra Barrales. Le vamos a ganar al caudillo tropical, al populismo, dice, pensando en el árbol de su delegación y no en el bosque del país.

Creyendo descubrir el hilo negro, algunos perredistas recurren a la máxima reyesheroliana: primero el programa, después el hombre. Cuauhtémoc Cárdenas les ha ofrecido una ruta con su propuesta de programa sin candidato. Pero ni el ingeniero ni otras figuras son convocadas al acto del nuevo, territorial PRD.

El partido está más vivo que nunca. Nos han expedido actas de defunción a granel y se han quedado con las ganas. Seremos el factor que definirá la elección de 2018. Todo eso dice el PRD que muestra el músculo mientras sigue su desgrane.

En un hotel frente al Zócalo, Alejandra Barrales intenta una metáfora aeronáutica para abordar una crisis sin escala en Miami: Cuando no saben volar alto les da miedo, se ponen nerviosos y empiezan a abandonar la nave.

Las salidas de emergencia, eso queda claro, no pasan por el presupuesto de las delegaciones.