Sin descanso, David Suro divulga en EU y otras partes del mundo el conocimiento cultural sobre el agave
Sábado 8 de abril de 2017, p. 32
Filadelfia.
David Suro Piñera es uno de los defensores más feroces y amables de la cultura mexicana; su lucha se libra en torno a lo que llama los sabores históricos
de México: es nada menos que el rescate de una parte del alma y sabiduría ancestrales del país.
Las batallas de este David son contra los Goliat trasnacionales, las burocracias corruptas y sumisas nacionales, en defensa de la cultura del agave –el tequila, el mezcal, los jimadores–, las tierras de su país y hasta los murciélagos.
En entrevista con La Jornada en las oficinas de Siembra Azul, la marca de su tequila, arriba de Tequilas, uno de los mejores restaurantes mexicanos en Estados Unidos, desde donde empezó su gran misión de educación y defensa de la cultura mexicana por medio de su cocina, Suro hace lo que más le encanta y apasiona: difundir la cultura antigua y contemporánea del néctar de su tierra.
El tequila y el mezcal no pueden compararse con las demás bebidas alcohólicas, por el simple y único hecho de que el material con que están elaborados tiene calendarios agrícolas de 10 a 20 veces más largos que un producto de grano, de un whisky o un vodka. El tequila y el mezcal no encajan, no caben en esos modelos de producción y comercialización. Cada vez que nos modernizamos más nos distanciamos de algo que para mí es fundamental y único: los sabores históricos, que tienen un valor único en el mundo de las bebidas alcohólicas.
Señala que las investigaciones en las que participa junto con historiadores y antropólogos, prácticamente están comprobando que hay destilaciones desde la época prehispánica (algo que ha sacudido versiones anteriores de que las bebidas destiladas son invento europeo).
Yo quise rescatar esos sabores históricos, volver a la raíz, ver de dónde venimos con esta bebida espirituosa, encontrar esa identidad histórica
y con ello proteger el futuro protegiendo al pasado
, cuenta.
Uno de sus proyectos para rescatar la sabiduría ancestral arrancó a mediados de los años 90, cuando Suro llevó a Chava Rosales, de la familia tequilera de generaciones en Arenal, Jalisco, a Michoacán, para ver al mezcalero Emilio Vieyra. Ahí, entre mezcaleros y tequileros, se compartió una ciencia de siglos
, y de ahí crean, después de un año, un producto certificado como tequila, bajo los parámetros de la norma, pero con esencias que logran pocos tequilas. Después de más de 300 años, no se había desarrollado algo así en el ámbito tequilero. Es un proyecto antiguo y vanguardista al mismo tiempo
, comenta Suro. Se llama Siembra Valles Ancestral
.
Suro afirma que no hay nada más emblemático de México que el mezcal y el tequila
, pero su esencia se está perdiendo, en parte porque alrededor de 80 por ciento del tequila lo controlan trasnacionales.
Estos conglomerados establecen un modelo de maquiladora
, donde los grandes maestros del tequila, los jimadores, se convierten en otros empleados más explotados por empresas que tienen poco interés en el origen y cultura de su producto.
Hay repercusiones socioeconómicas de todo esto. Tienes a jimadores que siguen siendo expulsados por la falta de incentivos económicos de una industria que es multibillonaria. El gran auge del tequila y el mezcal no ha beneficiado a los productores. En los estudios recientes que hicimos encontramos que el precio del agave se disparó por más de 300 por ciento en un año, pero el incremento del salario de un jimador no ha sido ni de 10 por ciento.
Lo pone más claro: De una caja de tequila que te cuesta unos 400 dólares, sólo le llega un dólar al jimador. Eso está cabrón
.
Por ello, los jimadores y sus familias son obligados a migrar, y con ello se va perdiendo el conocimiento de generaciones, afirma Suro.
El gran problema que tenemos es que la única opción que se ha dado al tequila para darse a conocer en el mundo ha sido la que está desvinculada a su verdadera identidad
, resume.
Ante esto, comenta, el camino por el que yo opté es la educación al consumidor, educación por medio del cantinero, quien a su vez se convierte en el polinazador de ideas al consumidor
. Suro no descansa de impartir el conocimiento cultural en innumerables cantinas y restaurantes de Estados Unidos y otras partes del mundo; lo ha hecho durante tres décadas.
Pero el maestro de cultura tequilera no sólo defiende el conocimiento ancestral y sus expresiones contemporáneas –gozando con el deleite que provocan sus alquimias agaveras entre sus clientes y amigos–, sino también la naturaleza de donde brotan (http://www.siembraazul.com/about).
Murciélagos al rescate
El agave tequilana Weber –la única planta de la cual se puede elaborar tequila– está cada vez más en riesgo por la forma en que se ha cultivado durante el siglo anterior.
Suro explica que la clonación –la planta genera un hijuelo alrededor de los cuatro años de edad, que se quita y se replanta– le ahorra a la industria de tres a cuatro años de tiempo en el campo, en lugar de esperar hasta el final de la vida de una planta a los siete u ocho años, cuando florece, posibilitando la polinización.
La clonación “genera un deterioro genético, al punto de que estamos exponiendo a las plantas a enfermedades, como ya le ha pasado a la uva. Cuando llegan esas enfermedades no hay cómo pararlas, porque todas las plantas están débiles y son idénticas. Es un problema que traemos ya por más de 30 años de dimensiones de crisis –nos hemos llevado un par de sustos en los Altos, donde hemos perdido millones de plantas”. Con los agaves en condiciones más delicadas se ha intensificado el uso de pesticidas y herbicidas, lo que implica una sobredosis de químicos en la tierra, las plantas y los mismos agricultores
.
Pero hay una solución: recuperar el balance genético con la polinización natural. Se necesita dejar que los murciélagos, los polinizadores naturales de la planta, hagan su trabajo, y que tengan el sustento de alimento que necesitan
.
Explica que los corredores de tequila son corredores de migración de murciélagos, que por millones de años han hecho un círculo que inician en Sonora, bajan hasta el sur de México y regresan a Sonora, y pasan por las regiones con la mayor diversidad de agaves
.
Pero tenemos 100 años de quitarles el alimento, porque resulta que cuando el agave empieza a desarrollar el quiote, el productor de agave castra las plantas, porque si la dejamos florear, se nutre de todos los elementos de la planta, incluyendo de la piña, donde están concentrados todos los azúcares, de los cuales se produce el tequila. Para no perder una planta que nos va dar miles de semillas, castramos la planta y nos fuimos sólo a la reproducción rápida con los hijuelos, pero con severas consecuencias para la planta y los ecosistemas, incluyendo al murciélago.
Suro cuenta que empezó a trabajar con el doctor Rodrigo Medellín, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), gran especialista sobre murciélagos, para promover esfuerzos con tequileros para recuperar el equilibrio ecológico.
Invitó a sus mentores
en la industria –entre ellos Carlos Camarena, de Tequila Tapatío y Tesoro de San Felipe; Fernando González, de Tequila Siete Leguas, y la familia Rosales, de la región Valles–, para impulsar un proyecto de tequila amistoso con los murciélagos
o bat-friendly, para lo cual se les pidió apartar 5 por ciento de sus campos a fin de dejar crecer quiotes. Grupos de biólogos de la UNAM están haciendo el trabajo de campo.
“Cada murciélago puede volar hasta 100 kilómetros cada noche para alimentarse. El rango que tienen, las posibilidades que tenemos de que uno de ellos coma de una planta no tequilana Weber, una silvestre, y venga a una Weber, para que pase eso estamos cruzando los dedos. Es un proyecto fascinante por el lado que veas.
Aquí lo que se está haciendo es atinar a regresarle a agave Weber su fortaleza genética y reducir el uso y abuso de los pesticidas, darle una oportunidad que sea ecológicamente sustentable y regresarle su alimento a los murciélagos
, resume Suro.
El primer producto de este esfuerzo se vende en botellas con un holograma del Tequila Interchange Project –proyecto de la Fundacion Siembra Azul– y la UNAM.
La Fundación Siembra Azul fue fundada por Suro con recursos provenientes de la venta de su tequila, y además de impulsar proyectos como el Interchange, también otorga becas para hijos de jimadores y apoya a Puentes de Salud, la primera clínica médica para la comunidad inmigrante mexicana en Filadelfia, (https://foundationsiembraazul.org).