Miembros de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) expusieron ayer una serie de tropelías cometidas por las dirigencias del gremio a lo largo de décadas, entre las que se cuenta un desfalco de 20 millones de pesos.

También se refirieron a propuestas para democratizar el gremio actoral –que cuenta como cerca de 14 mil afiliados– por especialidades: teatro, cine, televisión y doblajes, así como modelaje, cirqueros y magos.

No hay una palabra que pueda englobar la diversidad que nos caracteriza, se señala en un boletín dado a conocer durante la reunión informativa que sostuvieron en un reducido espacio teatral de la colonia Juárez de la capital del país.

Daniel Giménez Cacho, una de las voces inconformes, dijo que el movimiento puede ser agente de cambio, pues dará muestra de que sí se pueden organizar para modernizar y hacer transparente la ANDA, de la cual hizo una comparación: Es un microcosmos de lo que pasa en México; el cambio no sucederá si no participa la gente. Unos 200 agremiados colmaron el teatro Milagro para dar testimonio de la forma en que son tratados por el sindicato, que, señalaron, tolera actitudes dictatoriales como de Humberto Elizondo, quien se niega a dar voz en las asambleas –según relata Giménez Cacho– a quienes inician su trayectoria.

Acudieron afiliados con antecedentes de lucha gremial, lo mismo que actrices como Rebeca Jones, quien relató que tiene una carrera de 30 años y que hasta hoy había permanecido apática a las cuestiones de la asociación.

El boletín hace referencia de que hubo un tiempo en que los fundadores de la ANDA se enfrentaron a las estructuras de poder y a aquel líder de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, de la que los trabajadores del espectáculo obtuvieron respeto y beneficios laborales, que a lo largo de más de medio siglo han ido menguando.

Los agremiados citan que el complejo entorno laboral los ha afectado en cuanto a que se han estandarizado las condiciones de trabajo, remuneraciones y formas de contratación, entre otros.