Aunque aumentar el impuesto a los cigarros ha sido una estrategia eficiente en otros países para desincentivar su consumo, en México no se ha podido concretar, lo cual forma parte de una inercia que debe romperse ya, afirmó el titular del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), Manuel Mondragón y Kalb.

Uno de los aspectos disuasivos en el mundo es el aumento de impuesto al tabaco, pero en México no podemos aumentarlo, y creo que es un argumento que tiene que romperse. Que me perdone la industria tabacalera, pero es un elemento que ayuda a la salud, indicó el funcionario luego de participar en el primer Encuentro Plural sobre Cesación del Consumo de Tabaco. En dicho foro participaron organizaciones civiles, gubernamentales y académicas, que analizaron desde varias perspectivas los efectos del tabaco en los consumidores y exploraron las alternativas para superar la adicción a la nicotina.

Juan Núñez Guadarrama, coordinador de la Alianza Nacional para el Control del Tabaco, subrayó en entrevista con La Jornada que de acuerdo con estudios recientes –como la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos (GATS) 2015–, el consumo de cigarrillos se ha mantenido estable en el país, con 16.3 por ciento de la población que se declara fumadora.

Dicha cifra no es tan mala, pero tampoco tan buena, porque quiere decir que, a pesar de diversos esfuerzos, sigue habiendo un conjunto importante de (consumo de) tabaco en México, el cual, junto a la ingesta excesiva de alcohol, el sedentarismo y la mala alimentación, constituyen los factores que provocan ocho de cada 10 muertes en todo el mundo.

Si bien las estadísticas oficiales indican que las enfermedades relacionadas con el tabaco causan unas 60 mil muertes al año en el país, estudios del Monitor Ciudadano del Control del Tabaco señalan que esta cifra podría superar 66 mil fallecimientos, alertó Núñez.

Seguimos teniendo rezagos en el cumplimiento de diversos artículos del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco: los pictogramas siguen siendo de 30 por ciento (de la superficie de la cajetilla), cuando el mínimo recomendado es 50 por ciento, y todavía se puede fumar en espacios cerrados en la mayor parte del país, lamentó.

Además, el impuesto al tabaco se ha congelado y ha perdido valor de 2010, cuando se definió, a la fecha. Lo que queremos es que por lo menos se actualice este impuesto para que deje de perder valor.

A lo anterior se suma que la industria tabacalera sigue teniendo influencia omnipresente y logra colocar su publicidad en lugares donde se supone que no debería estar, o con proporciones y características que anulan medidas como los pictogramas de advertencia de los riesgos del tabaco. Por todo ello, resaltó, las autoridades deben poner a disposición de los ciudadanos opciones para dejar de fumar.

La GATS dice que apenas 19 por ciento de los fumadores tienen acceso a terapias, cuando 77 por ciento manifiestan deseos de dejar de fumar. Hay que darles opciones, desde el consejo breve hasta las terapias cognitivo-conductuales, medicamentos, etcétera. Deben tratar el tabaquismo como la enfermedad importante que es, recalcó.