partir de promedios anuales de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que trimestralmente publica el INEGI, en 2016 el país registró una población total de 122.3 millones de habitantes, de los cuales 89.9 m tenían 14 años o más, es decir, estaban en edad laboral (Gráfico 1).

PEA y tasa de desempleo

Según nuestra (re) clasificación, de los 89.9 millones, 59.5 constituyen la Población Económicamente Activa (PEA) y 30.4 m la No Económicamente Activa (G-1, nota 2).

De la PEA, 51.6 millones (86.7%) conforman la Población Ocupada en algún tipo de actividad y 7.9 m (13.3%) integran la Población Desocupada.

Esta tasa de desocupación (13.3%) constituye de hecho la tasa real de desempleo del país, y se integra por 3.5% (2.1 m) en desempleo abierto y 9.8% (5.8 m) en pasivo (Gráfico 2).

Población ocupada

Clasificada por su nivel de ingreso, la población ocupada que trabaja sin recibir ingreso o con uno de hasta dos salarios mínimos se elevó en 2016 a representar el 48.2%, la que percibe de 2 a 5 sm bajó a 33.8%, y la que recibe más de 5 sm cayó a 5.9% (Gráfico 3). Estas dos reducciones, sin embargo, no necesariamente responden en su totalidad a la concentración del ingreso y la precarización de los salarios, pues parte puede deberse a la desconfianza de dar información ya que el apartado de ingreso no especificado subió en proporción inversa del 5.3% en 2005 al 12.0% en 2016.

Plazas y falacias

Conocer algo tan básico como cuántas nuevas plazas laborales formales se crean en el país, en dónde y con qué características, se ha vuelto (casi) imposible.

El indicador usual era el número de afiliados al IMSS, hasta que éste se empezó a falsear ante los resultados positivos de los incentivos, apremios y hasta presiones aplicados para inducir la formalización de los millones de empleos informales existentes (sin prestaciones).

Esta formalización es sin duda positiva, pero lo que es indebido es el uso falaz que el gobierno decidió darle a tal afiliación usándola en su discurso como sinónimo de creación de nuevos empleos.

Al efecto realizamos un ejercicio comparativo. Entre 1998 y 2012 (quitando cuatro años atípicos) se crearon 140 mil nuevos empleos con registro en el IMSS por cada punto (1.0%) de crecimiento del PIB (Gráfico 4), proporción que en la actual administración (2013-2016) se dispara a 309 mil empleos por cada punto del PIB, lo cual es imposible sin haber variación en los patrones de inversión.

Otro ejemplo de distorsión lo ofrece la ENOE. Entre 2007 y 2012 el número de personas ocupadas con acceso a instituciones de salud aumentó en 122 mil al año por cada punto de crecimiento del PIB, cifra que inusitadamente salta a 216 mil al año entre 2013 y 2016.

Lo anterior viene a reforzar (a falta de cifras oficiales clarificadoras) la estimación previa de que de los nuevos afiliados al IMSS (677 mil en promedio en 2016), sólo 55% (372 mil) se corresponden con plazas de trabajo de nueva creación y un 45% (305 mil) con la formalización de plazas ya existentes.

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