a capital de Tailandia es una de las ciudades más importantes del sureste asiático.

El ritmo de vida de sus habitantes, que muchos califican de caótico y ruidoso, se origina por los permanentes atascos en el tránsito vehicular –los cuales pueden convertir al conductor más experimentado en sujeto de una aventura urbana al soportar elevadas temperaturas–, los 15 millones de habitantes registrados en la capital considerada el área metropolitana, el cruce de hábiles peatones por las calles intentando no ser alcanzados por algún vehículo o los miles de tuk-tuk que, a excesiva velocidad, se desplazan entre las abarrotadas calles o avenidas.

El tuk-tuk es un medio de transporte con gran popularidad en Asia para uso tanto público como privado.

El término, onomatopéyico, imita el sonido del motor de las pequeñas motocicletas, que tienen una acumulada cifra de kilómetros recorridos. Es utilizado también por sus dueños para transportar mercan-cías en ausencia de pasajeros.

Bangkok es el centro político, comercial y cultural de Tailandia.

Incontables estatuas de Buda, alrededor de 400 templos y monasterios dedicados a su culto, intensa actividad comercial con decenas de establecimientos con mercancías que son copias de artículos de famosos diseñadores, convierten a Bangkok en el paraíso de la llamada fayuca, que aquí funcionan legalmente.

En los múltiples mercados distribuidos en la capital tailandesa se pueden encontrar desde una nutrida variedad de insectos para uso gastronómico hasta el más sofisticado de los aparatos electrónicos provenientes de todo el mundo.

 Alia Lira Hartmann