De 5 existentes, algunos ya deben actualizarse, advierten
Lunes 20 de marzo de 2017, p. 34
En México, sólo se han elaborado mapas de peligro y riesgo para cinco de los 15 volcanes considerados activos, por lo que es urgente trabajar en el desarrollo de estos instrumentos de prevención de desastres, señaló Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la charla Evaluación y comunicación de peligros volcánicos
, parte del Seminario de vulcanología, precisó que fuera de los que están en erupción, todos los demás permanecen dormidos y no sabemos cuál sigue o se reactivará en el futuro próximo. En ese sentido, todos urgen
.
El miembro de la Sociedad Geológica de América explicó que en este momento está de moda
elaborar mapas de riesgo, pero en realidad hace falta el paso anterior: evaluar la peligrosidad de los colosos, es decir, la probabilidad de distribución en espacio y tiempo de los productos de los volcanes.
Si hago el mapa de peligros inmediatamente entiendo cómo se distribuirán los productos (volcánicos) y eso nos da una estimación del riesgo
. Una vez elaborado el primero es necesario traducir esta información para desarrollar un mapa de riesgo, que sea comprensible por los tomadores de decisiones y los pobladores, expuso.
Actualmente se cuenta con los mapas de los volcanes Popocatépetl, Colima, Chichón y Tacaná, y es necesario actualizar el del Pico de Orizaba, pues fue elaborado hace tiempo y su área de influencia es amplia. Se está elaborando el del Ceboruco, en Nayarit, y faltan para colosos como el de San Martín, Veracruz; Cerro Prieto, Baja California, y San Andrés, Michoacán, entre otros.
Hasta hace poco se tenía la idea de que era necesario elaborar este tipo de instrumentos sólo de los volcanes en erupción, pero la experiencia indica que se debe considerar a aquellos que no han tenido actividad eruptiva en los pasados 10 mil años (clasificados como activos), pues podrían hacer erupción en cualquier momento.
Esta es una labor que requiere de dos a cinco años por cada volcán, dependiendo de su tamaño. Para elaborar los mapas, detalló, es necesario conocer la edad de las erupciones y reconocer la fecha en la que ocurrió determinado evento; de acuerdo con sus características, se precisa financiamiento para fecharlo por diversos métodos científicos, como carbono 14 o argón-argón.