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Mi nominación al Nobel de la Paz es un golpe para la Iglesia católica, indica

A El Bronco lo mareó el poder y se olvidó de las víctimas, critica Solalinde

El sacerdote acompañó a madres de desaparecidos en NL a una búsqueda de restos humanos

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El padre Alejandro Solalinde y familiares de desaparecidos agrupados en FundeNLFoto Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 19 de marzo de 2017, p. 12

Monterrey, NL.

Sin ambages, el sacerdote Alejandro Solalinde criticó la administración del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, por haber ignorado a las víctimas: “A El Bronco lo mareó el poder, pero también surtió efecto que entre sus venas llevara sangre priísta, que no tuviera esa sensibilidad para reconocer en las madres de desaparecidos, sus paisanas, ese dolor inmenso, inaudito, de tener a sus hijos ausentes y de sufrir porque no los encuentran”.

Solalinde, recientemente nominado al Nobel de la Paz por su defensa a los migrantes y los grupos vulnerables, acompañó a las madres de desaparecidos agrupadas en la organización Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de Nuevo León (FundeNL), encabezada por Leticia Hidalgo, a una búsqueda de restos humanos en el municipio de García, donde fue alcalde Rodríguez Calderón.

El gobernador, desde su llegada al cargo, solamente recibió una vez a las mujeres de FundeNL y les prometió que crearía una fiscalía para la atención de desapariciones, lo que ha incumplido.

Solalinde criticó la falta de compromiso social de El Bronco y haberse convertido en un gobernante más que incumple promesas y que ignora a las víctimas: Si pretende acceder a la candidatura a la República Mexicana tiene que crecer. Le falta sensibilidad, le falta mucho respeto para su pueblo. Mientras no entienda el dolor de las víctimas, no merece ni siquiera seguir siendo gobernador.

Caminando durante varios kilómetros con ellas pudo ver su dolor y sufrimiento. Durante el periodo como alcalde de El Bronco, entre 2009 y 2012, ocurrieron procesos de extermino de personas, como el que fue visitado por las madres y el sacerdote, donde las autoridades encontraron hace dos meses restos que pertenecían a 56 personas desaparecidas, aunque aún no entregan los resultados de ADN de todas ellas.

Entre lágrimas, las madres de desaparecidos le comentaron que las autoridades les informaron que ya habían terminado de excavar y extraer los restos, pero al intentar escarbar para colocar una cruz y bendecir el lugar de horror, encontraron restos de huesos calcinados.

Leticia Hidalgo dijo que los encargados de ministerios públicos y otras autoridades excluyen a los familiares de desaparecidos del proceso de búsqueda e identificación: No nos abren las puertas para trabajar conjuntamente. Ellos hicieron seis pozos, pero lo debemos de suponer, porque no lo vemos. Estamos aquí para seguir exigiendo la verdad y la justicia para nuestros hijos, nietos, esposos, hermanos, todas las personas que nos arrebataron con la violencia y la impunidad que hoy por hoy sigue reinando en Nuevo León.

Sin poder contener el llanto, la dirigente de FundeNL añadió: Queremos que el padre transforme este lugar de horror en un lugar sagrado, porque no son cifras, tienen nombre, tienen una familia y ellos mismos tienen rostro y la vida arrebatada injustamente, porque nadie tiene derecho de desaparecernos.

Nada hizo como alcalde

Solalinde insistió en un dato trascendental: Este exterminio fue durante el periodo de Jaime Rodríguez Calderón como alcalde y él tiene una responsabilidad, porque mientras él gobernaba pasaba todo eso y no se visibilizó nada. No hizo nada como alcalde y ahora como gobernador tampoco. No ha tomado en cuenta a las víctimas.

Recordó que al inicio de su mandato él apoyó su independencia, pero eso cambió muy pronto: “Yo le sugerí atender a las víctimas cuando él empezó como gobernador, porque es gente que ha sufrido en el crimen más horrendo de Los Zetas y de los polizetas y de esos gobernantes corruptos que también se han prestado con ellos porque no han hecho nada”.

Añadió: Este tipo de crímenes de desapariciones, torturas, cremaciones e incineraciones son en toda la República Mexicana y las autoridades en los tres niveles de gobierno han sido cómplices de este crimen de lesa humanidad, de este exterminio, holocausto y genocidio.

Solalinde recorrió el lugar y pudo comprobar cómo la tierra estaba suelta, lo cual, le comentaron las víctimas, es señal de existencia de fosas clandestinas.

El fundador del albergue Hermanos en el Camino exigió el inicio de una era de investigación a fondo de búsqueda de desaparecidos: “Una nueva era donde se siga la pista de cada zeta, de cada funcionario o policía coludido con ellos, y tenemos que buscar del Estado un cambio que con el PRI y el PAN no vendrá, pero esperemos que sí llegue un cambio a México en 2018, un cambio que nos han negado el PRI y el PAN, para buscar el camino de la justicia y frenar la corrupción, para detener la impunidad”.

Agregó: A partir de ahora tenemos que reclasificar estas desapariciones que aparecen como normales; no son normales, hay muchas personas desaparecidas y evidencias. Nada más rascamos un poco la tierra y encontramos restos humanos, calcinados.

La clave para determinar el paradero de los desaparecidos, que en el país son más de 30 mil según fuentes oficiales, y más del doble según organizaciones no gubernamentales, es “solamente buscando el rastro e investigando a fondo a cada uno de los zetas y los funcionarios coludidos con ellos que han ocasionado esta manera inaudita de destruir y desaparecer al ser humano, por eso exigimos justicia”.

Comentó que los gobernantes han minimizado las desapariciones e incluso un gobierno tan hipócrita y simulador como el de Enrique Peña Nieto ha dicho que no acepta ese término y que prefiere llamarlos “‘no localizados’. Que se dejen de eufemismos, que afronten la realidad. Son culpables de omisión y comisión”.

El sacerdote católico estuvo en la ciudad para presentar su libro El Reino de Dios, en la feria universitaria del libro UANLeer, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde además ofreció un taller de periodismo y derechos humanos, en el contexto de la Cátedra Elena Poniatowska.

Modelo residencial

Sobre su candidatura al Premio Nobel de la Paz, el sacerdote –activista en favor de los derechos humanos– explicó que es una gran responsabilidad, porque se trata de una distinción para todas las personas que trabajan para los migrantes y, por el contrario, es un golpe para la institución de la Iglesia católica y su oficialismo:

Mi candidatura al Nobel de la Paz es el golpe para la Iglesia católica. La Iglesia se ha concentrado en un modelo residencial. Yo soy misionero itinerante y no me ven con buenos ojos. Tienen que reconocer que si a mí no me aceptan, tampoco aceptan a Jesús, su fundador, porque el único modelo de Iglesia que vivió fue el modelo misionero, itinerante por el Reino de Dios.

Sonriendo, Solalinde reconoce que su candidatura no tendrá ninguna reacción de la jerarquía católica mexicana: Lo que habrá es silencio, porque la autoridad eclesiástica no puede aceptar que existe desde un principio otra forma de ser Iglesia diferente a la residencial, a lo local. Si la Iglesia quiere renovarse, tiene que volver al modelo de misionero itinerante para que se complemente con la Iglesia local y residencial.