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Se hace camino al andar: Hugo Núñez Membrillo Integrante de la Caravana del Maíz
Ante la amenaza latente de la mercantilización de la naturaleza, en los años recientes se ha vuelto imprescindible fortalecer los procesos de lucha y resistencia existentes en nuestro país. Asimismo, se ha vuelto necesaria la constante construcción de nuevas formas de diálogo y organización entre los diferentes sectores de nuestra sociedad. Una muestra de ello ha sido la Caravana de la Diversidad Biocultural, un grupo conformado por académicos, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones rurales, y comunidades indígenas y campesinas. Las reuniones que dieron origen a la Caravana comenzaron a principios de 2016, motivadas por los retos y las amenazas que representaba la Décimo Tercera Conferencia de las Partes (COP 13) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Desde entonces se planteó la necesidad de construir un espacio organizativo que respetara la diversidad de quienes se fueran sumando, pues sólo de esa manera se tendría la capacidad de ir tejiendo alianzas y vislumbrando alternativas. El camino recorrido por la Caravana ha sido muy breve, pero los aprendizajes han sido sumamente enriquecedores y valiosos, muchos derivados de las actividades realizadas en 2016. Y es que el camino se construye al andar. Taller Jurídico en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El 5 de mayo del 2016 se realizó en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM el taller “Marco jurídico institucional sobre la biodiversidad y alternativas para la defensa del patrimonio biocultural de los pueblos”. El objetivo de este taller era entender las posibles brechas jurídicas dentro de los convenios, tratados y protocolos internacionales, pero también comenzar a plantear alternativas que evitaran la privatización de los recursos y conocimientos tradicionales asociados a la biodiversidad. Dentro de este taller se fue construyendo una serie de planteamientos y posiciones críticas en torno a la visión mercantilista de la naturaleza; además, se fue entretejiendo un discurso con la capacidad de ir aglutinando a los diferentes actores que confluyeron desde aquel momento. “¿Cómo no quedar atrapados en las premisas que queremos rechazar?”, fue una de las preguntas que más reflexiones generó en torno al tipo de acciones a realizar y sobre el camino que se debía de continuar de manera colectiva: academia, organizaciones de la sociedad civil y comunidades. La latente preocupación por no caer en una especie de extensionismo académico y jurídico dejaba en claro el interés por parte de los asistentes de buscar las respuestas fuera de la torre de la academia; resultaba evidente, que si se quería defender la diversidad biológica, era necesario buscar y construir las alternativas conjuntamente con las comunidades de nuestro país. Diálogo en la Universidad Autónoma Chapingo (UACh). El 12 y 13 de octubre del mismo año, en el marco de la Feria Nacional de la Cultura Rural de Chapingo, se realizaron, junto con académicos de la UNAM y de la UACh, algunas actividades como conversatorios y la proyección de documentales. Allí se platicó la importancia de la diversidad biocultural y las implicaciones que tendría la COP 13. Asimismo, se expusieron las ambigüedades existentes dentro de los Protocolos de Nagoya y Cartagena, detallando la manera en que dichos acuerdos internacionales, más allá de proteger la diversidad biológica, simplemente abren la puerta a los intereses del capital privado. Aquellos días, más que una dinámica unidireccional, se buscó fomentar un diálogo entre la academia, estudiantes, organizaciones rurales e integrantes de comunidades indígenas y campesinas. Estas actividades permitieron ampliar el abanico de alianzas y fortalecer las relaciones entre los diferentes actores que venían sumándose a la Caravana. Relaciones de confianza, solidaridad y reciprocidad, algo aparentemente menor, pero fundamental para que éste, o cualquier otro esfuerzo organizativo, pueda seguir construyendo en su andar. Feria de la Diversidad Biocultural y Diálogo Indígena y Campesino sobre la Diversidad Biocultural. Hacia fines de noviembre de 2016, en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, se realizó la Feria de la Diversidad Biocultural, que inauguró la exposición temporal “¡Cultivamos un mundo diverso!” y fue marco de talleres, obras de teatro, performance y proyección de documentales. Dentro de esta feria, del 30 de noviembre al uno de diciembre, se realizó el Diálogo Indígena y Campesino sobre la Diversidad Biocultural, y previamente una serie de conversatorios, a los que acudieron académicos, organizaciones de la sociedad civil y rurales y miembros de comunidades de más de 12 estados de México y de otras regiones del mundo. En los conversatorios, realizados el 29 de noviembre, las comunidades pidieron a la academia que no se quedara sólo en el discurso y se comprometiera realmente con las luchas sociales. Demandaron relaciones más horizontales, pues sólo así se podrían sostener alianzas plurales y duraderas entre el mundo de la academia y las comunidades. Quedó claro entonces que tal vinculación no podía limitarse a un intercambio de información; era necesario que la construcción de planteamientos, planes de acción y formas de organización debiera realizarse de manera conjunta. Todo lo anterior sería trabajado durante los dos días posteriores dentro del Diálogo Indígena y Campesino sobre la Diversidad Biocultural. Las múltiples riquezas, en términos de balances, planteamientos y propuestas se podrán valorar en otros textos en este suplemento. Pero vale la pena rescatar aquí la constante idea de seguir construyendo este tipo de relaciones, reconociéndonos como iguales dentro de la diversidad.
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