Ninguna estrategia para fomentar la lactancia materna funcionará si persiste la carencia de presupuesto específico y de mecanismos de vigilancia sobre el cumplimiento de indicadores. Garantizar que las madres alimenten a sus hijos no es gratis, ni los partos lo son, a pesar de que fueron parte del mismo proceso natural, advirtió Teresita González de Cosío, miembro de la Academia Nacional de Medicina (ANM).

Por primera vez, especialistas de la ANM, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la Secretaría de Salud (Ssa) y organizaciones civiles, en colaboración con la Universidad Yale de Estados Unidos, analizaron las causas de que sólo 14.4 por ciento de los recién nacidos tengan la leche materna como alimento exclusivo en los primeros seis meses de vida, según documentó la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012.

Ayer se presentaron los resultados del trabajo, los cuales forman parte del índice país amigo de la lactancia materna, el cual incluye recomendaciones para los responsables de tomar decisiones en diferentes ámbitos.

La baja prevalencia de dicha práctica es preocupante, porque está demostrado que la leche materna es determinante en el desarrollo de los niños, su salud y bienestar físico y emocional, explicó González de Cosío.

La especialista, investigadora de la Universidad Iberoamericana, señaló que garantizar la lactancia como alimentación exclusiva de los bebés evitaría cerca de 5 mil 800 muertes de niños menores de un año de edad.

Además, el documento de postura de la ANM sobre el tema advierte que también se evitaría el gasto de entre 745 y 2 mil 416.5 millones de dólares por la atención de enfermedades relacionadas con la ausencia de alimentación con leche materna, la pérdida de productividad y el costo de las fórmulas infantiles con que se sustituye la lactancia.

Entre 2006 y 2012, esta práctica pasó de 22.3 a 14.4 por ciento. En el área rural bajó a la mitad, de 36.9 a 18.5 por ciento en el mismo lapso.

El índice país amigo de la Lactancia Materna, iniciativa internacional que únicamente se ha aplicado en México y Ghana, y en la que también participaron organizaciones civiles, como Un Kilo de Ayuda y Save the Children, reconoce que ha habido un ligero aumento en los años recientes, pero nada significativo respecto al ideal para garantizar el sano desarrollo infantil.

Como parte del análisis, los especialistas revisaron ocho factores que inciden en la lactancia: apoyo, voluntad política, legislación y política, financiamiento y recursos, capacitación, promoción, investigación y evaluación, así como coordinación y monitoreo, bajo un modelo denominado de engranaje.

Eso supone que cada elemento está ligado al resto y todos son coordinados por una instancia líder, que debe ser la Ssa, como órgano rector de la política sanitaria del país.

Como resultado de la aplicación del modelo, cada elemento obtiene una calificación de uno a tres. A nivel general, México obtuvo 1.44, donde la peor evaluación (0.5) se debe a la falta de presupuesto y recursos físicos y humanos que participen de manera activa y comprometida en la promoción de la lactancia materna.

Los especialistas advirtieron que es insuficiente decir a las mujeres que alimenten a sus hijos. Se requieren mecanismos de apoyo y acompañamiento. El factor mejor calificado fue el de legislación y política (2.1).

Lo evidente, señaló González de Cosío, es que las leyes y la voluntad política que muestran los funcionarios de salud son insuficientes para impulsar la lactancia materna.