La quiebra de ICA
a es un hecho que ICA, la constructora que fue símbolo de México, se va a la quiebra en los meses próximos. Ese proceso es necesario por una mala administración y decisiones equivocadas de la familia Quintana a lo largo de los últimos años. En lugar de dejar la administración en manos profesionales prefirió mantener el control y colocar en puestos claves a los hijos de una dinastía que no contaba con la capacidad y visión necesarias para ese trabajo. Cuando se dio cuenta de su error ya era muy tarde para recomponer el camino.
Las acciones de la firma ya han bajado de precio y están en picada. Sin duda, casi la totalidad de los accionistas perderán con la restructura de la deuda. Quien tomará el control será David Martínez. Él adquirió en los mercados secundarios parte de la deuda de la empresa y será quien, por conducto de la nueva directora Guadalupe Phillips, decidirá el futuro de la constructora.
Desde el punto de vista del patrimonio familiar, quienes perderán sus ahorros serán los trabajadores y ex empleados de ICA que recibieron parte de sus emolumentos mediante acciones. Muchos trabajadores de niveles medio y alto obtenían año tras año una remuneración en acciones y no todos las vendieron a tiempo, en parte por cariño a la compañía y en parte porque confiaron en su administración, lo cual fue un grave error.
Los pequeños inversionistas, por cada peso que tenían hace 10 años en acciones, ahora tienen unos cuantos centavos, y ante la perspectiva de que la empresa quebrará muchos de ellos no saben qué hacer. La realidad es que cuando una empresa de esas características se va a concurso mercantil, las acciones se convierten en polvo y después de meses de restructura cada una de esas acciones se cambia por la décima o vigésima parte de una acción nueva. Por esa razón lo único que queda a los pequeños accionistas de ICA es vender lo más pronto posible sus papeles, aunque apenas recuperen una parte pequeña de su capital. Por desgracia esas cosas suceden cuando las familias se aferran al poder y no dejan que manos expertas manejen los negocios.