Opinión
Ver día anteriorSábado 11 de marzo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Solidaridad y posibilidades económicas
E

nraizada en el pensamiento progresista y puesta a prueba en coyunturas políticas y sociales particularmente difíciles, la solidaridad –a escalas individual o colectiva, personal o institucional, espontánea o meditada– representa siempre la preminencia de los mejores valores humanos. Cuando la adversidad en cualquiera de sus formas toca a la puerta de las personas, los grupos de población o los países, los pronunciamientos, actitudes y medidas solidarias contribuyen grandemente con la causa de los afectados.

La asunción del republicano Donald Trump como presidente de Estados Unidos y la mala disposición que muestra no sólo contra los migrantes de origen mexicano allí presentes, sino también contra México como Estado, pronostica una larga serie de dificultades para todos los que habitamos de este lado de la frontera norte. Las amenazas que semana a semana profiere Washington (la construcción del muro, la deportación masiva de compatriotas, la determinación de gravámenes para las exportaciones mexicanas, la presión para que empresas e industrias retiren su infraestructura del territorio nacional, los amagos verbales para desincentivar la inversión) configuran un panorama nada tranquilizador para nuestro país, especialmente en materia económica.

Como contrapartida, las voces de respaldo a México que se dejan oír solidariamente en algunas naciones del continente americano permiten abrigar un razonable optimismo en torno al futuro de la economía nacional, una vez revisadas las negociaciones mexicano-estadunidenses. Porque no se trata de declaraciones puramente nominales y sin otro valor que el de la adhesión formal: la comprensión de dichas naciones de que el alcance de esas negociaciones va más allá del bilateralismo lleva implícita la posibilidad de una reorientación económica que a estas alturas se antoja más que conveniente, aun cuando Estados Unidos continúe siendo, por obvias razones geográficas, el mercado natural de la producción mexicana. Ya desde hace tiempo economistas de diverso signo venían advirtiendo sobre los riesgos que trae aparejados la excesiva dependencia en el campo del intercambio comercial e industrial, y esta fase de la relación entre nuestro país y el colosal vecino, cuando éste cuestiona los términos de esa relación, parece buen momento para emprender el camino de esa reorientación.

Ayer, en el contexto de la 12 Reunión del Consejo de Ministros de la Asociación de Estados del Caribe, el gobierno cubano se manifestó solidario con México frente al eventual levantamiento del muro de Trump, y en paralelo la decimosegunda Reunión de Ministros de Finanzas de la Alianza del Pacífico sirvió para que los representantes de Chile, Colombia y Perú expresaran su apoyo a nuestro país, con vistas a las conversaciones entre éste y Estados Unidos sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que los funcionarios de la Casa Blanca se empeñan en rediscutir.

Las expresiones orientadas a secundar las posiciones de México en sus tratativas con la administración Trump deben ser aquilatadas en todo lo que valen, porque testimonian una amistad entre pueblos latinoamericanos que a veces parece quedar en un desafortunado segundo plano, pero también porque abren vías de acceso para una deseable diversificación económica.