La suscripción del primer contrato entre Petróleos Mexicanos (Pemex) y una empresa privada para explorar y extraer hidrocarburos a una profundidad de más de 2 mil metros en el Golfo de México fue calificada de momento histórico por el presidente Enrique Peña Nieto. Se trata, dijo, de un parteaguas en el modelo de producción en el sector energético nacional.

Es la vía para dejar de emplear recursos del Estado para modernizar a Pemex, recuperar la seguridad y soberanía energéticas y de nuevo ser un país altamente productor de petróleo, aseguró.

Reivindicó este nuevo esquema de asociación de Pemex (farm out) como un resultado de la reforma energética. El contrato implica una inversión estimada de 11 mil millones de dólares, de los 70 mil millones comprometidos ya, para las áreas de hidrocarburos y electricidad.

En Los Pinos, donde Pemex y la empresa australiana BHP Billiton firmaron el documento de asociación, Peña refirió la necesidad de los cambios legales en la materia entre otras razones ante el agotamiento de Cantarell.

Mientras en 2004 –expuso– ese yacimiento producía 2 millones 100 mil barriles diarios, hoy sólo genera 100 mil. Una situación crítica ante la cual México optó por transformarse en materia de energía.

Para ello –estableció– se hizo a un lado la alternativa de seguir por el mismo camino de producir cada vez menos petróleo, poniendo así en riesgo el empleo de los trabajadores y en la mayor vulnerabilidad a las finanzas públicas por la contribución tan importante que tienen al erario los ingresos petroleros y, de forma importante, a la seguridad energética del país.

Y como nunca hay que esperar a que se caiga el árbol para sembrar otro, el país se adelantó e hizo cambios –explicó– para aprovechar a mediano y largo plazos sus vastos recursos energéticos.

De acuerdo con Peña Nieto, con inversiones de asociación como la pactada, si bien los resultados no se verán en breve, tampoco por ello íbamos a dejar de atender y a asumir una decisión tan trascendental, relevante e importante para el país.

Insistió: de no haber tenido esta posibilidad de alianza con el capital privado, para invertir en Pemex, se hubiesen tenido que desviar recursos que hoy se dedican a atender temas tan sensibles y prioritarios en el ámbito de la educación, de la salud y de la seguridad.

Ahora, con el nuevo esquema, la empresa podrá complementar inversiones, asumir riesgos, acceder a tecnologías de punta y adoptar las mejores prácticas internacionales.

Estoy convencido de que en un periodo de 10 años, la industria y el sector energético van a ser completamente distintos en nuestro país. Pero también Pemex será distinto, porque la reforma energética le está permitiendo modernizarse y reinventarse.

Aludió al interés de empresas extranjeras por asentarse en México en medio de un escenario global de incertidumbre y volatilidad, pues ven aquí un destino confiable y de gran proyección para invertir, crecer y expandirse.

Todavía reporta pérdidas en su operación

Y así queda manifiesto –subrayó– con el compromiso de recursos para la industria petrolera mexicana y en Pemex, de 48 empresas provenientes de 14 países. Con seguridad y firmeza, México se mantendrá como un polo de atracción, de inversión y de crecimiento a empresas globales, aseguró.

Peña Nieto felicitó entonces a la actual dirección de Pemex por sus logros en materia financiera, pues aunque todavía reporta pérdidas en su operación ha dado pasos importantes en ese sentido para, estoy seguro, en breve alcanzar números negros.