Moscú.

Al salir hoy en defensa de la labor del embajador ruso en Washington, Serguei Kisliak, demonizado por algunos medios en Estados Unidos como espía y reclutador en jefe de funcionarios estadunidenses, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, calificó de caza de brujas la difusión de los encuentros del diplomático con colaboradores cercanos del mandatario estadunidense, Donald Trump, tanto en los meses previos a las elecciones como antes de que éste tomara posesión de la presidencia.

Los escándalos mediáticos –que obligaron a dimitir al consejero de seguridad nacional Michael Flynn y ponen en entredicho al secretario de Justicia, o procurador general, Jeff Sessions, y hasta al yerno de Trump, Jared Kushner, en su calidad de súper asesor– le recuerdan a Lavrov los tiempos del macartismo en Estados Unidos, que creíamos ya superados para siempre como país civilizado.

El canciller ruso argumentó que, en cumplimiento de sus funciones de embajador, Kisliak, diplomático de amplia experiencia y larga trayectoria, está en su derecho de entrevistarse con quien considere necesario: Se designa embajadores para mantener relaciones con el Estado de que se trate. Esos vínculos se llevan a cabo mediante encuentros, pláticas, contactos con representantes oficiales del poder ejecutivo, legisladores, figuras públicas, directivos de organizaciones no gubernamentales. Nadie ha cuestionado esa práctica nunca, afirmó.

Y Lavrov se preguntó: ¿Qué incriminan al embajador Kisliak? Que se reunió con políticos estadunidenses que estaban en la oposición a la administración de Barack Obama. Con franqueza, esa es la esencia de las acusaciones. No queremos ni vamos a comportarnos de la misma manera, pero si aplicáramos el mismo criterio a los contactos que sostiene aquí el embajador de Estados Unidos en Moscú, John Tefft, puedo asegurar que el resultado tendría mucha gracia.

Al mismo tiempo, el canciller ruso eludió mencionar que los medios estadunidenses no critican a los miembros del entorno de Trump por haberse reunido con Kisliak, sino por haber mentido al Congreso y negar que hubo tales encuentros, aparte de que algunas citas tuvieron lugar con la agravante de la supuesta injerencia del Kremlin en los comicios, a través de ataques cibernéticos para desprestigiar a la candidata demócrata Hillary Clinton.

El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, también dedicó este viernes una frase al encuentro de Kisliak y Sessions: Después de la definición comprehensiva del presidente Trump (el primero en hablar de caza de brujas) nada tenemos que agregar.