Opinión
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México SA

De gasolinazo a tarifazo

Reforma cumplidora

Bienestar para la familia

D

esde que oficialmente Enrique Peña Nieto anunció que, gracias a la reforma energética (¡faltaba más!), ya no aumentarían las tarifas eléctricas, éstas se han incrementado de forma sustancial. Lo mismo sucede con los gasolinazos, que, gracias a lo mismo y por decreto presidencial, desaparecerían del mapa nacional, y ya ven que ahora se registran los precios más elevados de la historia.

Para refrescarle toda la memoria, en plena etapa proselitista de 2012 el susodicho lo dijo así en uno de sus muy bonitos videos: “tú lo has visto a lo largo de esta campaña y la gran mayoría de la gente me dice: oiga, ya no me alcanza. No le puedo dar a mi familia todo lo que necesita, porque no me alcanza, simplemente. A las familias mexicanas les llega un recibo de luz que se ha ido encareciendo en los últimos años. Con la reforma energética voy a bajar el costo de la luz eléctrica. Les va a llegar el recibo de luz por menos. Y ese es un compromiso que he hecho con todos los mexicanos. Se trata de que cada familia mexicana sienta los beneficios de un buen gobierno día a día”.

El punto, pues, era la reforma energética y su aprobación por el Congreso. Sucedió el milagro, y con ella y un jarrito de atole este sería otro país y los mexicanos vivirían como noruegos. Y llegó el momento culminante, el 4 de enero de 2015, en su salutación de año nuevo, Peña Nieto, en otro de sus muy bonitos y convincentes videos, lo dijo así: “México se atrevió a cambiar aprobando 11 reformas estructurales diseñadas para que nuestro país acelere su desarrollo. México no puede seguir igual, el país debe seguir cambiando para bien; es momento de renovar el ánimo, de recobrar la confianza y la esperanza. Este año lo estamos iniciando con siete acciones en favor de la economía familiar…

“Al iniciar 2015 bajaron las tarifas de luz en todo el país, tanto para los hogares como para los negocios. Gracias a la reforma energética, por primera vez comienza a bajar el costo de la electricidad que pagan las familias. Además, a partir de este momento en 2015 ya no habrá gasolinazos. Gracias a la reforma hacendaria, por primera vez en cinco años ya no habrá aumentos mensuales a los precios de la gasolina, el diésel y el gas LP…”

En diciembre de ese año, la Secretaría de Hacienda, todavía con Luis Videgeray físicamente al frente a la dependencia (ahora lo hace por medio de su fiel compañero generacional) con bombo y platillo anunciaba que el primero de enero de 2016, las tarifas eléctricas que pagan los hogares con bajo consumo de electricidad disminuirán 2 por ciento y se mantendrán en ese nivel durante todo el año. Cabe recordar que en 2015, las tarifas residenciales también se redujeron 2 por ciento, por lo que en 2016 los hogares pagarán 4 por ciento menos que lo que pagaban en 2014. Tomando en cuenta la inflación observada en 2015 y la esperada para 2016, ello implica que las tarifas domésticas disminuirán en alrededor de 10 por ciento en términos reales durante estos dos años. El ajuste beneficia a más de 33 millones de hogares que percibirán un menor costo en su recibo de electricidad. La medida es resultado de costos de generación más bajos, así como de ganancias en eficiencia que se han observado en la Comisión Federal de Electricidad por la implementación de la reforma energética. Por tanto, la disminución no llevará a un deterioro en las finanzas de la CFE.

Pues bien, de entrada Hacienda borró del mapa la frase original: “compromiso que he hecho con todos los mexicanos… les va a llegar el recibo de luz por menos” (EPN dixit) y la modificó a modo para que fuera aplicable exclusivamente a los hogares que registraban menores montos en sus respectivos recibos bimestrales, que si bien en volumen son la mayoría, en materia de ingresos para la CFE son notoria minoría. Y a partir de entonces se dio vuelo con alza tras alza.

El gusto duró menos de un año y medio, porque a partir de julio de 2016 (¡sorpresa!) las tarifas eléctricas que, gracias a la reforma energética, ya no aumentarían… subieron entre 2 y 7 por ciento. Por cierto, dos días antes también se registró un nuevo gasolinazo (24 centavos). Y de allí para el real: lo que ya no se incrementaría y, por el contrario, tendería a bajar, agarró camino ascendente hasta la fecha, y lo que falta.

En su edición de ayer, La Jornada lo resumió así: por quinto mes consecutivo la CFE) anunció ayer aumento (autorizados por Hacienda) a las tarifas eléctricas para el sector industrial, comercial y de uso doméstico de alto consumo, el cual entrará en vigor este mes. La empresa señaló que en comparación con febrero, las tarifas eléctricas para el sector industrial aumentan entre 13.3 y 17.2 por ciento en marzo, para el sector comercial subirán entre 8 y 12.1 por ciento y la de uso doméstico de alto consumo (tarifa DAC) subirá 8 por ciento. La Comisión indicó que las tarifas eléctricas para los clientes domésticos de bajo consumo no se incrementarán, a pesar del aumento en los precios de los combustibles utilizados para la generación de energía eléctrica, y a la depreciación del tipo de cambio del peso frente al dólar observado recientemente.

Pero bueno, nada nuevo bajo el sol. Lo prometieron los mismos que aseguraron que ya no endeudarían más al país, que fortalecerían el poder adquisitivo del ingreso, que tenían la inflación bajo control, que combatirían la corrupción y tantos etcéteras que cada día hunden más a la nación.

Las rebanadas del pastel

México es envidiado por la comunidad de naciones, pues cuenta con funcionarios versátiles, todólogos, especialistas en lo que les pongan enfrente, expertos en nada, perennes aprendices de esto y aquello. Fracaso garantizado, pues, pero siempre caen para arriba. Toca el turno de Claudia Ruiz Massieu, ex legisladora, ex coordinadora de Derechos Humanos y Transparencia del equipo de transición de Peña Nieto; secretaria de Turismo y de allí a Relaciones Exteriores, de donde fue desplazada por otro neófito, Luis Videgaray, presidente adjunto, quien a su vez heredó el puesto de Hacienda a uno de sus contlapaches, José Antonio Meade, cinco veces secretario de despacho con Calderón y EPN, y allí están los resultados. Cómo olvidar al buen Virgilio y a tantos otros. Entonces, nadie se queje. Ahora, a la sobrina de Carlos Salinas la ponen como secretaria general del PRI, en sustitución de Carolina Monroy, cuya única virtud es ser prima del inquilino de Los Pinos y se mantiene en espera del nuevo hueso. Como diría Ernesto Zedillo, “bienestar para la familia (‘revolucionaria’)”.

Twitter: @cafevega