En años recientes pocos alumnos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) han logrado egresar o titularse en el tiempo que marcan los planes de estudio. En promedio, en 2015 concluyeron sólo dos de cada 10 que ingresaron a licenciatura en 2011.

La UAM, universidad pública federal fundada en 1974, tiene cinco unidades académicas, y en 2016 alcanzó su cifra más alta de estudiantes: 53 mil 900, según el más reciente informe de labores del rector general de la institución, Salvador Vega y León, que en julio concluirá su gestión.

En el documento, presentado ayer a los miembros del Colegio Académico de la UAM, el rector afirma que la baja proporción de alumnos que consigue egresar respecto de los que ingresa en cada generación –indicador al que técnicamente se le llama eficiencia terminal– es una deuda de la institución con sus estudiantes y la sociedad mexicana, la cual sostiene a esa universidad con sus impuestos.

En 2016, 24.9 por ciento de alumnos que ingresó en 2012 logró concluir sus estudios. En 2015 lo consiguió 23.4 de los que entraron en 2011; en 2014 apenas 24.9 de la generación 2010; en 2013 fue 25.2 de aceptados en 2009, y en 2012, 22.8 de los que ingresaron cuatro años antes.

Entre las cinco unidades de la UAM –Xochimilco, Azcapotzalco, Iztapalapa, Cuajimalpa y Lerma–, el promedio de alumnos que en cada generación logra concluir sus estudios en el tiempo reglamentario es distinto.

Datos estadísticos de la institución indican que el año pasado en la unidad Lerma –la de más reciente creación de esa casa de estudios, que en 2016 tenía 647 alumnos– 23 por ciento que ingresó en 2012 acabó sus estudios de manera regular, es decir, en los cuatro años que duran en principio sus carreras. Pero también están los casos de Xochimilco (17 mil 114 alumnos en 2016), donde 45.4 por ciento de estudiantes de la generación 2012 egresó el año pasado, o de Iztapalapa (15 mil 778 estudiantes), donde sólo lo consiguió 9.8 por ciento.

A los alumnos de la UAM les lleva en promedio 10 años concluir sus estudios. En 2015, por ejemplo, terminaron la licenciatura seis de cada 10 que ingresaron en 2005.

Los estudios realizados durante más de dos décadas en UAM, se lee en el informe, muestran de manera consistente que la principal causa del abandono de estudios, temporal o permanentemente, es que los alumnos se ven obligados a trabajar para ayudar a mantener a sus familias.

En el texto se habla de las becas y programas que la universidad ha instrumentado para intentar remediar esta situación, como la reciente reforma que permitirá titularse por experiencia laboral a los alumnos que hayan cubierto 90 por ciento de sus carreras pero abandonaron los estudios por tener que trabajar. Se calcula que esa medida podría beneficiar a 2 mil alumnos que ingresaron entre 1985 y 2014.

Pero en uno de los párrafos el rector acepta que hasta el momento no ha habido éxito. Hay que reconocerlo. La UAM no ha cumplido cabalmente con el pacto social que implica crear y sostener un plan de estudios, pues en 10 años el joven que inicia sus estudios universitarios debería culminar con la defensa de su tesis doctoral.