La violencia del conflicto armado en Colombia ha dejado una huella imborrable en miles de personas que vieron morir a sus familiares a manos de alguno de los bandos en disputa o que sufrieron la de-saparición de un ser querido y no han vuelto a saber de él.

Para reflexionar sobre el tema y evitar que estas atrocidades queden en el olvido, la artista visual colombiana Erika Diettes presenta las exposiciones fotográficas Río abajo y Sudarios, que se pueden ver en la parroquia de la Sagrada Familia y la capilla de la Inmaculada Concepción, ambas en la colonia Roma.

La primera de ellas se compone de 22 imágenes de gran formato impresas sobre cristal, en las cuales se retratan bajo el agua diversas prendas de vestir de personas desaparecidas, que los familiares de las víctimas conservaron como una forma de esperar el regreso de sus seres queridos.

Al fotografiar las prendas dentro del agua, explica Diettes, se alude al hecho de que los ríos de Colombia han sido uno de los lugares donde diversos grupos armados han arrojado los cuerpos de sus víctimas para desaparecerlos.

Sudarios, por su parte, es una colección de 20 retratos en blanco y negro que plasman diversos momentos de entrevistas a mujeres del departamento de Antioquia, en el noreste de Colombia, que fueron obligadas a presenciar la tortura y asesinato de algún familiar, cometido por paramilitares, guerrilleros o soldados.

Mi intención era denunciar este nivel de locura que conlleva la guerra. Me interesaba capturar ese recuerdo, esa cicatriz que al mismo tiempo muestra ese amor tan grande hacia sus seres queridos. Es una forma de denuncia, porque para los dolientes es importante no quedar en silencio, que lo que pasó no quede olvidado, señaló la autora.

Con respecto al momento actual que se vive en Colombia tras el rechazo a los acuerdos de paz, Diettes consideró que el no en las urnas deja ver el alto grado de fragmentación de la sociedad colombiana, donde la realidad de las zonas rurales que más han sufrido por la guerra sigue muy lejos de la que se vive en las ciudades.

Estamos en un momento de transformación en nuestra historia, muy delicado e interesante, y tal vez por eso nos dan miedo las implicaciones que puede tener la paz en la vida real, consideró la artista.