Beltrán Orozco: ¿dónde queda la justicia?
os diputados priístas echan mano de todos los recursos que tienen para defender a su colega Saúl Beltrán Orozco, contra quien la Fiscalía General del Estado presentó una petición de juicio de procedencia a fin de que responda por las acusaciones de homicidio cometido al parecer cuando era alcalde de San Miguel Totolapan. Han pasado 23 días desde que la fiscalía hizo la petición para ejecutar una orden de aprehensión contra el diputado calentano, sin que se vislumbre la intención siquiera de los legisladores de retirarle el fuero a efecto de que sea llevado a la justicia.
Si acá, afuera, los cárteles defienden los territorios ganados y a sangre y fuego se proponen conquistar otros, allá adentro, otros bandos miden fuerzas en guerras similares, unos esforzándose por colocar al diputado al alcance de la justicia y otros por protegerlo. La batalla no es con miras a que se conozca la verdad y se castigue o libere de toda responsabilidad a Beltrán Orozco, sino con fines de respaldarlo previendo que en un futuro alguno de ellos podrían encontrarse en una situación similar. El ex alcalde de Totolapan no ha aceptado, desde luego, haber cometido el delito, pero tampoco lo ha negado aunque aboga porque el juicio de procedencia no prospere. Es obvio que los diputados que alargan los procedimientos pretextando argumentos legales, pretenden a toda costa proteger a su colega, cuando en honor a la justicia y a la razón, las cuales tan frecuentemente invocan, deberían hacer lo conducente para que la autoridad competente determine su inocencia o culpabilidad.
Es obvio que los defensores de Beltrán Orozco están convencidos de su culpabilidad porque las acusaciones son apabullantes, pues si lo consideraran inocente ya hubieran hecho lo correspondiente para que la Fiscalía le eche mano y decrete su inocencia. Probablemente el legislador no sólo tendría que enfrentar acusaciones por homicidio, pues habrá que recordar que el alcalde de Totolapan, Juan Mendoza Acosta, lo ha señalado de ser operador del grupo delincuencial Los Tequileros, que tiene asolada la región. Beltrán, lo mismo que sus protectores, mucha razón tiene en preocuparse.