El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, propuso enfocar una gran parte de las políticas públicas a los niños y las niñas para que desde el hogar se les inculquen valores de no agresión hacia las mujeres; de lo contrario, dentro de 10 o 15 años se hablará aún de este flagelo mundial.

Si podemos cambiar desde abajo, desde la raíz, ya no tendremos que hacer refugios y espacios en las cárceles para los agresores de las mujeres, argumentó al participar en la reunión global Alcaldes y alcaldesas: ciudades por la igualdad de género, celebrada en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

Luego de escuchar la experiencia de más de una docena de representantes de todo el mundo sobre la violencia hacia las mujeres y las medidas que toman para combatirla, el mandatario capitalino pidió a los asistentes analizar lo que no se ha hecho para que cambie esta realidad.

¿Cuánto tiempo más vamos a seguir compartiendo experiencias reactivas? Porque en muchos de los casos lo que hacemos es crear refugios, centros de atención a la violencia hacia la mujer, pero me parece que ahora deberíamos enfocarnos de manera consistente a ¿cómo cambiamos desde la base esta realidad?, reflexionó.

Afirmó que lo ideal sería que todos estuvieran juntos sin que hubiera violencia, que pudiéramos estar seguros de que las mujeres de nuestra familia y círculos de acción, no van a sufrir ninguna agresión en la calle.

Remarcó que esta reunión puede ser una muy buena oportunidad para ir a fondo y empezar a explicar a los menores qué pasa y por qué se separa en el transporte público a hombres y mujeres.

El jefe de Gobierno refrendó el compromiso de su administración con las mujeres de esta urbe y anunció que el desarrollo arquitectónico-urbanístico que se realizará en el corredor de San Antonio Abad a Plaza Pino Suárez llevará el nombre de la primera arquitecta mexicana, María Luisa Dehesa.

Cuando llegó a la Ciudad de México en 1933 para estudiar arquitectura enfrentó discriminación de sus profesores, que consideraban que una mujer no debería ser arquitecta; en su generación había 113 estudiantes, de los cuales cinco eran alumnas, reseñó el mandatario capitalino.