Bogotá.

Unas 30 personas, la mayoría policías, resultaron heridas al estallar un artefacto de mediano poder la mañana de este domingo cerca de la plaza de toros La Santamaría, en Bogotá, donde se reanudaron en enero las corridas en medio de protestas, tras cuatro años de suspensión.

El comandante de la policía bogotana, el general Hoover Penilla, descartó que el estallido estuviera relacionado con grupos protectores de animales, pero aclaró que aún desconocen los motivos del incidente.

Las investigaciones deben avanzar para capturar a los responsables, escribió el presidente colombiano Juan Manuel Santos en Twitter.

El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en un principio notificó la muerte de un agente policial, pero esta información fue desmentida más tarde por el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien aclaró que como consecuencia del estallido no hubo muertos. Condenamos el atentado con explosivos. Inaceptable uso de violencia. Nos informa la policía agentes están heridos no hay víctimas mortales, publicó el ministro en Twitter.

El artefacto de mediano poder estalló en el céntrico barrio de La Macarena y causó daños en las fachadas de residencias y establecimientos aledaños, la onda expansiva y las esquirlas afectaron a un grupo de policías que custodiaba la zona, en la víspera de la última edición taurina en la capital colombiana cuyas celebraciones recientes acabaron en violentos enfrentamientos entre aficionados, grupos antitaurinos y policías antidisturbios.

La policía especificó en un comunicado que uno de los civiles fue dado de alta y que seis de los 24 uniformados heridos presentan distintos tipos de gravedad. El despacho del alcalde posteriormente se disculpó por haber notificado la supuesta muerte de uno de los policías afectados. En tanto, el presidente Juan Manuel Santos condenó el ataque contra policías que garantizaban seguridad en La Macarena y manifestó su solidaridad con los heridos.

La Santamaría reabrió sus puertas el pasado 22 de enero en medio de fuertes protestas. El ex alcalde izquierdista Gustavo Petro canceló en junio 2012 el contrato de la Corporación Taurina de Bogotá para administrar el lugar en medio de una campaña contra el maltrato animal.

Hasta el cierre de esta edición no hubo informes oficiales sobre la autoría de la detonación.