El alto índice de letalidad en los operativos de las fuerzas armadas contra supuestos delincuentes se debe a que los elementos castrenses no están capacitados para detener criminales y prevenir delitos, sino para exterminar a sus enemigos, y en esa medida no respetan los protocolos de uso de la fuerza, señalaron académicos y activistas de organizaciones civiles.

José Antonio Guevara, director de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, advirtió que al realizar tareas de seguridad pública el Ejército no sale a detener, sino a matar. No parece que tenga interés en poner a personas a disposición de las autoridades, sino en abatirlas.

La razón de ello es que los soldados y marinos están en las calles “con una lógica de guerra, donde la premisa inicial es ir a combatir, no someter personas. Por eso en este gobierno vemos masacres como las de Tlatlaya, Tanhuato y Apatzingán, y recientemente vimos lo de Nayarit (el abatimiento del presunto delincuente Francisco Patrón, El H2)”, alertó.

Catalina Pérez Correa, profesora e investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas, coincidió en que las fuerzas armadas están entrenadas para combatir a un enemigo y aniquilarlo, no para hacer detenciones o prevenir actos criminales.

No sé si podamos hablar de una política de exterminio, pero en todo caso sí hay una responsabilidad del Estado mexicano por usar fuerzas no entrenadas para aprehender criminales en tareas de seguridad pública, porque el resultado son estos enfrentamientos que terminan con 15 muertos, puntualizó.

De igual forma, la especialista advirtió que el uso ligero de la fuerza letal sigue ocurriendo, porque no se investigan los casos de presunto abuso de los uniformados, simplemente se da por sentado que actuaron en respuesta a una agresión, sin indagar al respecto.

Por su parte, Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana en Defensa de los Derechos Humanos, aseveró que la letalidad de las acciones militares obedece a que los soldados no siguen los protocolos de uso de la fuerza, no conminan a los supuestos criminales a rendirse y actúan con sorpresa y en horas de oscuridad.

No hay muchas evidencias de que los elementos del Ejército resulten heridos o muertos y eso está bien; lo malo es que los supuestos criminales sean abatidos sin oportunidad de rendición ni de un juicio justo. No pedimos que los premien o los exalten, sino que se haga un uso racional de la fuerza, dijo el activista, quien lamentó que estos hechos sean justificados socialmente por considerar que los delincuentes no tienen derechos.