Meredith iba dormida en la parte trasera del automóvil. Viajaba con su mamá y abuela. Iban a Sinaloa, pero en la carretera ocurrió un accidente y la niña, que entonces tenía seis años, salió disparada por la ventana. El golpe le provocó una fractura múltiple en cráneo y rostro. Gran parte del lado izquierdo quedó destruido. Así ingresó al Hospital Regional Adolfo López Mateos, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste).

El equipo médico del Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva se hizo cargo de la atención y luego de una primera intervención para lavar la zona dañada, corregir la fractura e iniciar la remodelación ósea, efectuó una segunda cirugía para reconstruir el rostro de la niña.

Los especialistas del Issste contaron con la colaboración de microcirujanos del Hospital General de México para lograr la reconstrucción de cabeza y cara de Meredith.

Tuvieron que tomar un pedazo de piel del muslo derecho de la paciente, con músculo, arteria y venas incluidas, para colocarlo sobre el área afectada y evitar que quedara una cicatriz permanente a causa de la pérdida total de piel. El procedimiento favoreció la regeneración interna de los tejidos afectados, explicó Elizabeth Rodríguez Rojas, jefa del Servicio de Cirugía Plástica del hospital López Mateos.

En conferencia, comentó que el accidente ocurrió el 18 de diciembre de 2015. Al día siguiente la niña ingresó al área de terapia intensiva y en los cinco días siguientes se efectuaron las primeras dos operaciones. La reconstructiva tuvo una duración de tres horas, y luego la paciente pasó algunos días en terapia intensiva.

Actualmente, un año y un mes después del percance, Meredith está 100 por ciento rehabilitada de sus funciones físicas y neuronales. En lo estético el avance es de 95 por ciento. Rodríguez Rojas dijo que continuará mejorando.

La especialista, integrante de las Sociedades Mexicana, Latinoamericana, Iberoamericana y Americana de su especialidad, indicó que el tratamiento que se brindó a Meredith tuvo un costo de 5 millones de pesos para el Issste, lo que incluye, además de la reconstrucción, 23 días de internamiento, de los cuales 14 fueron en terapia intensiva pediátrica.

Además, los cirujanos efectuaron dos operaciones más. La última, en agosto pasado, para retirar grasa del injerto y disminuir su tamaño. Otra para disminuir las cicatrices, con lo que paulatinamente va quedando más parecido el rostro a como estaba antes del accidente.