Un nuevo libro de Federico Campbell (1941-2014) aparece en coincidencia con su tercer aniversario luctuoso. Periodismo escrito, publicado por la Secretaría de Cultura federal, explora uno de los tantos oficios del autor tijuanense, además de ser narrador, ensayista, traductor y editor. Se trata de una obra para auxiliar en la enseñanza de ese oficio, con las nociones elementales, pero al mismo tiempo una apuesta en favor de la buena escritura.

El periodista es un cazador, dice Campbell al aprendiz, en una época en la que hay una tendencia a la baja en los medios de comunicación impresa. Se trata de la experiencia periodística del autor (fallecido el 15 de febrero 2014 en la Ciudad de México), sumada al placer de la palabra y el talento literario.

Primero desmenuza a manera de manual los géneros periodísticos para después examinar el quehacer en la práctica, con sus anécdotas, aprendizajes, las grandes figuras y las cuestiones éticas. El texto muestra la pasión del autor por la palabra y su entusiasmo ante la profesión, al considerar que el periodismo es un caballero andante.

A modo de dedicatoria, en las primeras páginas se lee: Si las historias no fueran contadas o los libros no fueran escritos, el hombre viviría como los animales: sin pasado ni futuro, en un presente ciego.

A la par, también publicado por la Secretaría de Cultura federal, Campbell emerge mediante fragmentos de entrevistas y reflexiones, gracias a Daniel Salinas Basave, autor del libro El lobo en su hora: la frontera narrativa de Federico Campbell.

Federico Campbell (Tijuana, 1941-Ciudad de México, 2014)Foto cortesía de Carmen Gaitán

Se va transformando en memoria, acaso en personaje de ficción, dice Salinas (originario de Monterrey y radicado en Baja California) en la obra, que fue reconocida con el premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas en octubre de 2015. Es una ventana para conocer a Fede, Federico, Campbell, una biografía íntima y un texto crítico, desde el nacimiento del autor el primer día de julio de 1941 hasta el día en que se fue.

Para que sepamos lo divertido que era el Fede, pero también una de las voces más poderosas de la literatura mexicana contemporánea, escribe Élmer Mendoza en la introducción. Salinas, añade, deshoja con pasión la vida de este hombre, quien se ocupó del trabajo de sus colegas Harold Pinter, David Mamet y Leonardo Sciascia.

El lobo yace en su hora: entre la luz y la oscuridad; entre la razón y el desvarío, porque es, ante todo, un escritor de frontera. Su negra máquina de escribir, que transformó en palabra un torrente de obsesiones, deambula en una zona limítrofe, bordeando abismos, conjurando duermevelas.