Defendía la difusión de panfletos que alentaban a llevar a cabo acciones violentas
La mujer es de Monterrey, tiene dos hijos y fue aprehendida por la Guardia Civil
Martes 24 de enero de 2017, p. 13
Madrid.
La Guardia Civil informó ayer que detuvo a una mexicana de 38 años, de Monterrey, por los delitos de adoctrinamiento
y enaltecimiento yihadista
, al asumir en su creencia religiosa –el islam– la versión más radical. Defendía la difusión de panfletos en los que se alentaba a llevar a cabo acciones violentas.
La mujer, de la que se mantiene en secreto su identidad, vivía en Pinto con su esposo, Aziz Zaghnane, ejecutivo de una empresa de cazatalentos que también se encuentra detenido, en el contexto de una operación llevada a cabo en mayo de 2016 contra supuestas células dormidas del integrismo islamita radical.
La mexicana está en los calabozos de la comisaría española bajo tutela judicial, pero sometida a interrogatorios de la policía, la cual, en el contexto de la ley antiterrorista, tiene mucho tiempo para mantenerla incomunicada. La operación fue llevada a cabo por la Jefatura de Información de la Guardia Civil y el Grupo de Información de la Comandancia de Madrid, que se trasladaron a dicha localidad –ubicada a unos 35 kilómetros de la capital– para arrestar a la mujer.
El punto de partida de la investigación fue la captura –en mayo pasado– de su marido, quien hasta la fecha se encuentra detenido acusado de ser el jefe de una célula de captación de potenciales activistas del integrismo radical para perpetrar atentados en Europa. España, como el resto del continente, está en alerta
ante el riesgo de nuevos ataques del Estado Islámico o grupos afines, como los que han ocurrido en meses recientes en Francia, Alemania, Bélgica y Reino Unido. Antes de ser aprehendido, Zaghnane era director de marketing de la empresa Lee Hech Harrison, trasnacional que se dedica a buscar trabajo a profesionales.
La mexicana, quien tiene dos hijos de dos y cuatro años, está acusada de autoadoctriamiento
y enaltecimiento terrorista
, por lo que podría ser condenada a penas de más de 10 años de cárcel, en virtud de la legislación española, que ha sido endurecida precisamente por el riesgo de ataques como el perpetrado el 11 de marzo de 2004 en Madrid, que costó la vida a 192 personas, atentado atribuido a Al Qaeda. La policía decidió arrestar a la mexicana porque asumió la versión más radical del islam y, lo más grave, empezó a hacer proselitismo entre su círculo de amigos y seguidores para llevar a cabo acciones violentas. Lo hizo mediante diversas plataformas web y aplicaciones de mensajería instantánea, desde las que realizaban llamados a la participación en ese tipo de actividades.