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Puntos sobre las Íes

Recuerdos (empresarios) XLV

M

emorizando... El llorado El Ciclón Carlos Arruza había tenido sus más y sus menos con el doctor Alfonso Gaona de Lara, ya que le había costado casi sangre, dolor y lágrimas cobrarle la novillada que le había enviado a la México y al ver que el tiempo pasaba y el empresario nada le decía de la corrida pendiente, apalabrada y firmada; decidió dar aviso a la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia para que le autorizaran venderla por otros rumbos –Irapuato entre ellos–, pero de una manera u otra el doctor se enteró y le pidió que se la embarcara ocho días más tarde, a lo que Carlos le dijo que sí, pero que el pago era por adela y nada de al ratito, no desconfíes y más muletas por el estilo y que para el día siguiente saldría para México El Tarzán Alvírez a recoger la lana.

Por aquellos días, Pastejé no contaba con línea telefónica y la más cercana era Ixtlahuaca, que contaba con teléfonos en dos o tres casetas, así que cada hora llamaba a Carlos para informar del estado de la cobranza.

Bien recuerdo que la última comunicación entre El Ciclón y El Tarzán fue a las seis de la tarde, así que éste tuvo que buscar acomodo en un hotel en las cercanías de la óptica para comenzar a temprana hora a buscar al doctor Gaona. Llamadas de aquí “pa’llá” y nada de dineros, hasta que estalló El Ciclón y le dijo a su representante que se regresara a México y, eso sí, que dejara dicho en la óptica que no se embarcaría la corrida.

Pero...

No se contaba con la astucia del doctor y de qué tamaño sería la sorpresa de los que estábamos en Pastejé, cuando a media mañana apareció el doctor Alfonso Gaona y de Lara tripulando un hermoso Buick Century y concluyó a satisfacción de empresario y ganadero el dizque mal entendido, así que se embarcó la corrida misma que, por cierto, salió estupenda y hasta un arrastre lento hubo para uno de los pupilos de El Ciclón.

* * *

¿Y los aficionados?

Sabía tenerlos contentos.

Y cómo desesperaban y nada sabían que debía esperarse para la temporada grande de 1950, el optometrista publicó en El Redondel, en su edición del 13 de diciembre de 1950, el anuncio del elenco, así como los precios para la renovación de los derechos de apartado.

Echó la casa por la ventana.

Rejoneador: Juan Cañedo. Matadores: Luis Castro El Soldado, Fermín Rivera, Gregorio García, Jorge Medina, Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba, Manuel Capetillo. Extranjeros: Alí Gómez, Raúl Ochoa Rovira y Manolo dos Santos. Recibirán la alternativa: Juan Silveti, Fernando López y Édgar Puente. Ganaderías: Piedras Negras, La Laguna, San Mateo y Torrecilla(s).

Lo dicho, cuando de tener contenta a la aficición, bien que sabía cómo hacerlo.

Y así, manejando la fiesta, entre subidas y bajadas, el galeno se labró tanto prestigios cómo críticas, y nunca olvidaré que a mediados de los años 50 el mundo taurino fue sacudido por un severo terremoto taurino llamado Manuel Benítez El Cordobés y de qué calibre sería que de novillero cobraba ya más por festejo que matadores de la talla de Paco Camino y Antonio Ordóñez.

En México, aún antes de presentarse entre nosotros –esto si podía pagársele lo que cobraba– se le tenía ya como un “figurón del toreo“ y cuando se supo que vendría a El Toreo de Cuatro Caminos, contratado por la empresa formada por la señora Olmedo de Philips, el rejoneador Juan Cañedo, su gran amigo, Manolo Prieto Crespo y, en calidad de administrador, el hijo de la señora Olmedo, las peticiones de boletos llegaron a extremos de verdaderas exigencias y, por fin, cuando se anunció que El Mechudo se presentaría a finales de 1963, el joven hijo de la señora Olmedo, fue más asediado y perseguido que un ministro de Estado.

Si mal no recuerdo, entró al quite don Pablo B. Ochoa, aunque no estoy plenamente seguro de esto, pero lo que sí recuerdo a la perfección fue que de inmediato solicité que me recibiera el joven mandamás y, debo reconocerlo plenamente, a los dos días estaba yo en su oficina para plantearle que nos permitiera seguir utilizando el teléfono que se utilizaba para las novilladas y el palco donde estaba instalada la conexión telefónica, desde que se inauguraran los festejos taurinos en ese coso.

(Continuará)

(AAB)