En un ambiente convulso, impredecible y violento, como el que se vive en México y en el mundo, un soñador, como Don Quijote, representa la lucha por un mundo mejor.

La historia de ese hombre, con armadura e imaginación indestructibles, creado por Miguel de Cervantes Saavedra, fue llevado a la escena del género de los musicales desde hace 50 años, tiempo en el que empezó en Broadway su periplo, el cual ha seguido por diversos países, donde ha entregado su mensaje cliché, pero muy esencial, de ser un canto a la esperanza.

Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea no sólo son los personajes principales de la obra de Cervantes, sino la metáfora de los que hoy luchan contra monstruos mutados en molinos de viento como “la corrupción o el abuso de poder…”

Son estos tres los que se lanzan al precipicio con el alma por conseguir ideales de igualdad, justicia y educación, pero además, para alcanzar sus sueños.

Entre viajes oníricos y mucha música se narra El hombre de La Mancha, que celebró 125 representaciones en el Teatro de los Insurgentes, el mismo número de ocasiones en las que el público lo ha ovacionado de pie.

Se actúa, canta, baila y hasta se carga la escenografía

Morris Gilbert, con el respaldo de Tina Galindo, Claudio Carrera y Ocesa, así como de un ejército de creativos entusiastas, montan esta producción de alto vuelo y celebran su acierto: el crecimiento del callo que los artistas mexicanos están hinchando en cuanto al género que requiere actuar, cantar, bailar y hasta cargar la escenografía, como hace el elenco de esta puesta, que representa una producción de calidad a la que no le duele nada.

Benny Ibarra encarna con soltura a Cervantes y a don Alonso Quijano, Don Quijote; pero atrás, mejor dicho, por doquier en el proscenio, una horda de actores y actrices remiten a las llanuras de La Mancha, entre ellos Carlos Corona, quien interpreta al fiel escudero Sancho Panza, así como Ana Brenda, quien hace de Aldonza (Dulcinea).

En dos horas, sin intermedio, El hombre de La Mancha invita a una jornada por ese lugar de cuyo nombre no nos queremos acordar, pero en el cual vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

La obra, musicalizada en vivo por la orquesta dirigida por César Velázquez, propone aportar un halo de optimismo a esta realidad que vivimos, donde abrir el periódico duele tanto, donde prenderle a la radio confunde a uno tanto, como le pasa a Don Quijote, a quien verse al espejo duele tanto, dijo el padrino de la función conmemorativa: el actor Diego Luna.

Luna exaltó el trabajo de Benny Ibarra: Desde que era chico te he seguido y me da gusto que estés haciendo este gran trabajo en escena... Quiero agradecer a todo el elenco y a los músicos que nos llenan el corazón desde allá abajo (del escenario). De verdad, esta noche sentí muy bonito y deseo que muchos más se unan a este sentimiento.

A lo que se refirió el actor es a la entrega de todos los involucrados. Desde los personajes, que hacen sentir con sus líneas y su canto, hasta la escenografía chingona, como la calificó Luna, hijo precisamente de uno de los mejores en esta área que se tienen en México, Alejandro Luna.

El hombre de La Mancha, de Dale Wasserman, es una producción en la que la creatividad está en bonanza. Dirigida por Mauricio García Lozano, se escenifica todos los jueves, viernes, sábados y domingos en el Teatro de los Insurgentes. Los boletos se puden adquirir en la taquilla del recinto y al 5325-9000.