|
||||
Estados Unidos El legado de la credibilidad perdida: Ben Lilliston Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP) [email protected]
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos resultaron algo que nunca antes había visto el país. Estuvieron llenas de bombardeos y afirmaciones escandalosas, y a menudo racismo descarado y noticias falsas, así como el probable esfuerzo de un gobierno extranjero para influir en el resultado. Pero las elecciones también evidenciaron cuántos en Estados Unidos se sienten abandonados por una economía al servicio de la globalización, dirigida por las corporaciones y por una elite política que a menudo ignora las preocupaciones de los estados rurales, ubicados en la parte media del país. El sorprendente resultado hizo eco de las recientes elecciones en algunas partes de Europa y del voto Brexit en el Reino Unido, donde los expertos políticos subestimaron la oposición de los votantes a un status quo que consideran que no está trabajando para ellos. En Estados Unidos hay una retórica del Partido Demócrata en apoyo de los trabajadores, pero en realidad el partido ha desdeñado a las zonas rurales del país, y en algunos casos ha trabajado en contra de sus intereses. Peor aún, la candidata demócrata Hillary Clinton deliberadamente optó por no hacer campaña en muchos estados, rurales fundamentalmente, en la parte centro del país. La incapacidad de los demócratas para abordar y reconocer las preocupaciones rurales, abrió la puerta a Trump para jugar con el miedo de los pueblos, usando su verdaderamente deplorable retórica anti-inmigrante y ofreciendo audaces promesas para resolver todos los problemas. La canción country de Jason Aldean Fly over States, habla de dos pasajeros de primera clase en un vuelo desde Nueva York a Los Ángeles, que miran hacia el campo y se preguntan “¿quién querría vivir allí abajo, en medio de la nada?” Aldean da luego un giro a la línea de desprecio y convierte la canción en un himno orgulloso sobre el centro del país. Al igual que la canción, Donald Trump volteó las predicciones de la clase política profesional y creó una ola de apoyo con muchas personas que se sintieron miradas por quien vuela sobre los estados en su camino para lograr la Presidencia. El poder de Fly over States en la elección es imposible de ignorar. Los mapas electorales cuentan la historia. Una franja de estados en color rojo, principalmente rurales, en el centro y sur del país, enmarcados por estados en color azul en las costas. Incluso dentro de los pocos estados del oeste de Estados Unidos coloreados en azul, como Minnesota e Illinois, se puede ver la precisa división entre los condados urbanos y los rurales, con formas muy diferentes de ver a los candidatos. Una mirada al mapa electoral de 2012 nos dice que esta brecha no es nueva, pero tal vez no fue tomada en serio por muchos demócratas porque el presidente Obama ganó entonces. Como dice el periódico Daily Yonder, la ya existente brecha del voto entre lo rural y lo urbano se está ampliando. Al menos parte de esta brecha electoral puede ser atribuida a la pérdida de credibilidad del Partido Demócrata en una serie de asuntos críticos que afectan la vida de las comunidades rurales en los llamados estados “sobrevolados”. En comparación con las comunidades urbanas, las rurales tienen tasas de pobreza más altas, tasas de pobreza de largo plazo más persistentes y mayor pobreza infantil. Ha habido un declive constante en los negocios en el medio rural y en las ciudades pequeñas, además de una disminución en los préstamos comerciales rurales. Casi dos de cada tres condados rurales perdieron negocios entre 2010 y 2014, aun cuando el resto del país se recuperaba de la recesión. Estos desafíos económicos, en particular la pérdida de la producción manufacturera en áreas rurales, proporcionaron el telón de fondo para los efectivos ataques de Trump contra los acuerdos de libre comercio. En las ciudades pequeñas, la pérdida de una fábrica o de un negocio ancla golpea más duramente que en los centros urbanos, lo cuales tienen más oportunidades de trabajo. Aunque ambos partidos, Demócrata y Republicano, han apoyado durante mucho tiempo los acuerdos de libre comercio que llevaron los empleos estadounidenses allende fronteras y mantuvieron los salarios estancados, fue Bill Clinton quien firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y fue Barack Obama quien, después de no haber abordado los problemas derivados del TLCAN (como había prometido), amplió el modelo del TLCAN para crear la propuesta de la integración de 12 naciones a la Asociación Transpacífico (TTP). Y hay otra tormenta que llega al horizonte rural: una crisis agrícola emergente. Los precios de muchas materias primas agrícolas están por debajo del costo de producción, la deuda agrícola es la más alta en tres décadas, el valor de las tierra agrícola está disminuyendo y cientos de productores de leche están quebrando. Estas señales de advertencia de problemas en la economía de los rancheros estuvieron prácticamente ausentes en la campaña presidencial. La plataforma del Partido Demócrata brindó apenas 80 palabras al tema agrícola, lo cual, como dice el periodista John Nichols, de The Nation, quedó muy por abajo de la atención dada por las plataformas demócratas anteriores. En 2008, para el candidato presidencial Obama fue una prioridad el abordar el tema del mercado anticompetitivo para los agricultores y ganaderos, situación impulsada por el aumento de la concentración empresarial en el agro. En su primer año en la Presidencia, los Departamentos de Justicia y de Agricultura celebraron una serie de audiencias de campo en todo el país y se centraron en los elementos anticompetitivos de los mercados de carnes, aves y semillas. Pero la cuestión se desvaneció rápidamente y no se tomaron medidas. La retórica de Trump sobre la agricultura reflejó la franqueza de su discurso sobre el comercio. Dijo que hay una “guerra contra los agricultores” que les impide tener ganancias, y culpó de esa guerra a las regulaciones exclusivamente, y no a una mezcla de factores, incluidos la volatilidad y los mercados anticompetitivos. Independientemente de lo cuestionable de estas consideraciones, las palabras fuertes de Trump llenaron el vacío, en gran medida de silencio, de Clinton y de muchos demócratas en el tema agrícola. La atención de la salud es otro tema importante para muchas familias campesinas y ciudadanos rurales que trabajan a tiempo parcial, sin posibilidad de contar con el seguro de salud que ofrecen los empleadores más grandes. Las comunidades rurales tienen menos recursos públicos para los servicios médicos de emergencia, menos cuidado de los ancianos y menos cuidado infantil que las comunidades urbanas. Más de 60 hospitales rurales han cerrado desde 2010 y más de 650 están en riesgo de cerrar. Cuando las tasas premium de los llamados Obamacare se elevaron recientemente, el efecto se observó en particular en las comunidades rurales. Una vez más, el mensaje del candidato Trump, aunque simplista, resonó: usted puede culpar al desastroso Obamacare por todos sus problemas de salud. Gran parte del análisis post-electoral ha enfatizado la incapacidad de Clinton para galvanizar la llamada coalición con Obama, como si sólo la movilización de los votantes no rurales pudiera resolver todos los problemas futuros. De acuerdo con Helena Bottemiller Evich, de Politico, la campaña de Clinton intencionalmente decidió no gastar recursos en votantes rurales; al parecer sólo asignó una persona a la extensión rural en su oficina de Brooklyn a finales de la campaña. Una desinversión similar en la política rural y en su alcance ocurrió en el Comité Nacional Demócrata y en los comités de extensión de política rural de la Cámara de Representantes y del Senado, escribe el estratega rural Matt Barron. Muchas de las cuestiones centrales que enfrentan las zonas rurales de Estados Unidos son compartidas por la gente de todo el país –la incertidumbre económica, el estancamiento de los salarios, la abrumadora deuda personal y la mala atención médica–. Ambos partidos políticos han hecho un buen trabajo dividiendo el país, o peor, difundiendo una ola de apatía, sin abordar efectivamente estas cuestiones. Se necesitará mucho trabajo por parte de las personas, las organizaciones y las instituciones para enfrentar esto. En su canción de 2015 Something More Than Free, la cantante de country Jason Isbell habla de otro valor profundamente arraigado en los llamados Fly over States: el honor, la dignidad y el dolor del trabajo duro. Isbell canta: “Domingo por la mañana estoy demasiado cansado para ir a la iglesia. Pero doy gracias a Dios por el trabajo”. Encontrar un camino más justo, pacífico e inclusivo, junto con aquellos que se sienten ignorados y que el sistema está manipulado, es el trabajo de todos nosotros.
|