Política
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La intromisión en asuntos externos precipitó su renuncia
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de enero de 2017, p. 4

Desde ayer, Luis Videgaray volvió al primer plano de la política nacional, ahora como responsable de las relaciones exteriores.

Paradójicamente, su intromisión en asuntos externos como artífice de la invitación a Los Pinos al entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, precipitó su renuncia a la Secretaría de Hacienda en septiembre pasado e implicó un desencuentro con la entonces canciller, Claudia Ruiz Massieu, a quien desde ayer remplazó en la dependencia.

La inesperada y polémica visita de Trump a México, que le valió críticas al presidente Enrique Peña Nieto, obligó a la dimisión de Videgaray, pese a la estrecha cercanía con el mandatario, quien originalmente defendió la decisión.

Fue una semana de cuestionamientos por la presencia en México del republicano, quien había insultado y descalificado al país en sus discursos de campaña.

El enredo diplomático comenzó tras la publicación en The Washignton Post de que Trump vendría a México el 31 de agosto pasado. La versión oficial posterior daba cuenta de que Ruiz Massieu estuvo siempre enterada; sin embargo, en los días más álgidos de las críticas a Peña Nieto, se manejaban dos versiones sobre el papel de la canciller: el desconocimiento y, por otro lado, su rechazo a que se realizara.

En dos momentos, Peña Nieto se referiría a la invitación en perspectivas diferentes: Trump representa una enorme amenaza y no puedo quedarme con los brazos cruzados; mi obligación es defender a los mexicanos, esgrimió en su defensa inicial a la convocatoria, mientras se conocían los argumentos de Videgaray, cuya pretensión era mandar un mensaje de tranquilidad a los mercados ante las turbulencias que se registraban por el resultado electoral.

Después Peña Nieto admitiría: Creo que tomé una decisión muy acelerada. Fue muy polémica; quizá hoy sería distinta. Para entonces, las críticas ya habían profundizado las divisiones en el gabinete y provocado la salida de su más cercano colaborador (Videgaray).

Cuatro meses después de su exilio político, después del triunfo de Trump en las elecciones, el ex secretario de Hacienda regresa para tomar el control de la política exterior mexicana con la relación México-Estados Unidos como su principal desafío.