guascalientes inicia el año con la renovación de sus 11 ayuntamientos. En la capital se concentra 80 por ciento de la población; quizá por eso el relevo más importante es la llegada de María Teresa Jiménez, panista que, de entrada, continuará los programas exitosos de la anterior administración, como el Miércoles Ciudadano, que consiste en sacar a los funcionarios de sus oficinas y exponerlos en el patio del palacio municipal.

La nueva alcaldesa retomó esta idea al rendir protesta, cuando anunció que su gobierno será humanista y se acercará a los ciudadanos, y no al revés.

La mayoría de las personas que acuden al Miércoles Ciudadano buscan descuentos a los cobros de servicios públicos. Los funcionarios municipales se sientan a escuchar toda la mañana a los solicitantes, detrás de mesas de plástico y rodeados de reporteros. Un gobierno humanista y cercano a la gente tendría una política de puertas abiertas todos los días, no uno solo a la semana.

Los principales problemas tienen que ver con el servicio del agua y con su cobro. En su discurso de llegada, la alcaldesa prometió meter en cintura a la concesionaria, cuando a lo largo de su campaña electoral se manifestó por quitar el permiso a la empresa y liquidarla. La impostada severidad del reto de María Teresa Jiménez omite que existe la Comisión Ciudadana de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Aguascalientes que, en teoría, mete en cintura a la concesionaria, la cual asegura cumplir a cabalidad con las obligaciones que le imponen el título y los acuerdos que se han tomado a lo largo de los años, entre ellos aplicar tarifas justas.

Las promesas, discursos y amenazas de esta administración se ven sin sustento. Mientras, la gente volverá a esperar su turno, con paciencia, en una fila humanista que a las dos de la tarde de los miércoles verá cerrarse las puertas del palacio municipal.

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