En el primer día del año hubo dos manifestaciones en la Ciudad de México contra el gasolinazo. Decenas de ciudadanos, la Alianza de Trabajadores de la Salud y empleados públicos realizaron actos por separado en rechazo al incremento de entre 14 y 20 por ciento en el costo de los combustibles.

Además, este aumento en el precio de las gasolinas Magna, Premium y el diésel dejó al descubierto la especulación que llevan a cabo diversas gasolineras en la capital del país, cuyos encargados responsabilizaron a Pemex, porque –argumentaron– suspendió el abasto de los combustibles.

Hubo gasolineras que desde el sábado suspendieron la venta de Magna o Premium para poder ofrecerla a los automovilistas al nuevo precio, y obtener una ganancia adicional. Esto provocó molestia en los despachadores, porque vieron reducidas sus propinas, que son su ingreso principal, y advirtieron del riesgo de desabasto en caso de que este lunes no se surtan las estaciones ubicadas en la zona norte y oriente de la capital.

La policía capitalina desplegó 500 elementos para resguardar las movilizaciones organizadas en la ciudad en protesta por el incremento del precio de las gasolinas. La policía reportó saldo blanco.

Fueron unas 300 personas las que respondieron a la convocatoria lanzada en redes sociales para marchar del Ángel de la Independencia al Zócalo. En tanto que integrantes de la Alianza de Trabajadores de la Salud y empleados públicos se concentraron en la Estela de Luz. En ambos actos rechazaron la medida impuesta por el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Frente a la Estela de Luz, los trabajadores de la salud señalaron que se hace para asegurar las ganancias de los empresarios que van a usurpar la comercialización, importación y exportación de productos del petróleo derivados de la reforma energética.

Informaron que junto con la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas de Petróleos Mexicanos, prepararán un plan de acción para frenar esta escalada de precios del petróleo, del gas y de los bienes de consumo, con la renacionalización del petróleo y el fortalecimiento de la economía.

En un pronunciamiento leído por José Antonio Vital Galicia, representante de la organización, señalaron que este aumento es evidencia del fracaso de las reformas neoliberales, en particular la reforma energética, con la cual el gobierno de la República había anunciado que se iba a reducir el precio del combustible.

Exigieron rescatar la industria petroquímica mediante “un plan emergente de inversión y producción que vaya en el sentido de fortalecer el mercado interno y el empleo, así como la soberanía energética contra la privatización de México y por un aumento general de salarios de 20 por ciento que resarza el deterioro de la calidad de vida con este gasolinazo”.

En entrevista, Vital Galicia dijo que con el aumento de las gasolinas podría haber una reducción de 20 por ciento en los recursos que opera el sector salud, lo que se traduciría en menos material y medicamentos.