El rumano Lalu Coriolan se declara optimista-realista respecto del futuro del deporte mexicano. El médico afirma que en México hay material humano de excepción, tanto atletas como entrenadores y especialistas, además de instalaciones, algo que no tienen más de 15 países en el mundo, lo que ha observado durante cinco lustros y lo ha podido medir desde hace dos años en el Centro Nacional de Evaluación y Seguimiento del Alto Rendimiento, proyecto que creó y del que es coordinador.

Soy un optimista enfermo, veo un panorama rosa. Sin datos en la mano, es un optimismo fantasmagórico, porque desde que pisé esta tierra he encontrado gente valiosa, afirmó Coriolan, quien llegó al país hace 25 años como colaborador en el canotaje, para después involucrarse en casi todas las disciplinas olímpicas del deporte mexicano.

En entrevista con La Jornada el metodólogo, talachero del deporte en México, como se define, acertó los resultados de los Juegos Olímpicos de Río 2016 y ahora estima que al margen de desarrollarse más, el deporte mexicano, con lo que tiene, ya es capaz de aumentar su cosecha a un mínimo de 10 preseas en Tokio 2020.

Destaca que hay cambios radicales positivos en varias disciplinas, principalmente por el trabajo en estados como Nuevo León, Jalisco, Sonora, Baja California, estado de México y Yucatán, además del trabajo específico en algunas federaciones, sólo que falta unificar el seguimiento de los atletas para sacar un mejor resultado nacional.

Material humano de sobra

“Material humano en el deporte tengo de sobra, no hay más 10 o 15 países países en este sagrado mundo que lo tenga como en este país. ¿Qué falta?, ustedes decidirán. Yo no soy juzgador y mucho menos acusador, porque no es de acusar, sino es simplemente mi deseo. Mi compromiso ha sido siempre sacar al mexicano mejor del mundo.

Solamente nos falta unidad, simbiosis entre todas las áreas y con eso lograr el éxito, enfatizó.

El potencial de México, planteó, “es más elevado de lo que era hace cuatro años, aunque lo sabía a ojo de buen cubero, por decir, y medido, porque trabajé un tiempo en la fundación Alfredo Harp y nos hemos encargado de cuatro disciplinas –taekwondo, clavados, marcha y boxeo–, deportes representativos del país, y hemos visto el material humano que ha ido creciendo.

Sin embargo, hoy por hoy tenemos material humano de excepción, que no hace falta más que pulirlo, investigarlo, evaluarlo, ayudarlo, y que ellos (los deportistas) hagan lo suyo para dar el resultado.

Destaca, no obstante, la actuación en los Juegos Olímpicos de Brasil, donde México sólo ganó cinco medallas, dos de ellas por primera vez en marcha femenil, con Lupita González, y en pentatlón moderno, con Ismael Hernández.

El país fue el sexto latinoamericano, pero varios atletas quedaron cerca de los podios, en cuartos y quintos lugares, incluyendo las sorpresas en disciplinas en las que México nunca había destacado.

“Para mí no fue una sorpresa, un cuarto lugar en martillo, finalista en salto triple y un semifinalista en 200 metros es extraterrestre; es como llegamos con dos mexicanos a la final de 10 mil con africanos. Así es en 200 con estadunidenses, jamaiquinos y de Bahamas y Trinidad y Tobago; puro extraterrestre.

“Desde hace unos años la tendencia norteña ha sido para algunos deportes de fuerza, de potencia, de explosión. Ves a un Luis Rivera, a un Alejandro Cárdenas, a una Ana Guevara, los pesistas, con Damaris Acosta, Liliana Borbón; la única es Carolina Valencia, quien es de la zona sur, lo que es muy típico, porque es de 48 kilos, pero los deportes de fuerza, de potencia, son de la zona norte, porque son fuertes.

También Sonora, porque ahí viví; en Chihuahua, (donde trabajo con el marchista Horacio Nava). Esa es la tendencia.

Indicó, sin embargo, que aunque los atletas trabajaron para alcanzar ese nivel en Río, fueron la excepción que confirma la regla. Lo difícil vendrá ahora, porque el deportista de alto rendimiento se crece en nueve o 10 años.

El cuarto lugar del martillista Diego del Real “tampoco salió de la manga, él ha hecho un trabajo de hormiga con su entrenador y en un momento dado explotó, pero es dotación genética. Esto no lo puedes excluir y es momento de inspiración.

“Hay muchos ingredientes cuando ganas una medalla, pero esto traduce el nivel, habla también de que tenemos recursos humanos para más de 10 medallas olímpicas.

Alejandra Zavala (cuarta en tiro deportivo) no era favorita y fue hasta el último disparo segunda. Yo pensaba que nadie le podía quitar el oro, quién fue?, la suerte. ¿Fue menos que la campeona olímpica?, pues no. Fue un disparo. No es nivel, es concentración, es el momento.

Recordó que en el deporte rumano ocurrió que infinidad de veces se quedaron varios atletas en cuarto lugar, hasta que lograron siete preseas, lo que ahora alcanzó Hungría, un país que es una nuez, con el noveno lugar en el medallero.

Tuvimos muchos cuartos sitios; Paola Espinosa, Alejandra Zavala, todo esto se puede revertir, obviamente con mucha preparación, en medallas o en campeones olímpicos.

Fundamental, la continuidad

Lalu, quien ha trabajado con atletas de varios países en 11 Juegos Olímpicos, considera la continuidad de deportistas que han alcanzado sus más altos niveles, encabezados por la taekondoísta María Espinoza, triple medallista olímpica, y también considera capaz a la clavadista Espinosa para una quinta cita veraniega.

“María todavía es joven, tiene 28 años, está aquí. Yo le veo un ciclo olímpico más y una medalla más. Es mi percepción.

He trabajado con pentacampeones olímpicos (en canotaje). Hay algunos impedimentos y es que aparecen los gigantes, como la china en la final. María tiene la experiencia y golpea bien, así que la asiática la mantuvo lejos, por lo que María tendrá que contrarrestar con técnica, pero descartarla sería el error más grave, anotó.

Hay mucho por hacer, dice entusiasmado respecto de los programas de juveniles, o el de recuperación del atletismo de fondo a cargo del polaco Tadeusz Kempka. Pero Lalu se enfoca en su área, la de medicina del deporte, en la que aprecia el talento mexicano de “empíricos, que tienen mucha capacidad de aprendizaje.

No es más que un proceso, una regla de operación, con la que se tiene que traer la medalla olímpica, de manera ordenada, sistémica y real, puntualizó.

Hace hincapié en el bache entre los jóvenes, que suelen estar en la élite mundial, y la falta de nivel cuando llegan a las categorías senior o abiertas.

“Todavía ahí nos falta algo, no estamos lejos. ¿Qué es?, no lo puedo decir ahora como un diagnóstico, porque es difícil, pero tengo lo más importante: Baja California, Jalisco, Nuevo León, Yucatán, estado de México, que están bien supervisados, pero hasta un nivel. Espero estar cerca, porque en el juvenil en todas las competencias mundiales sobresalimos más fácil que en las de mayores.

Es una verdad y pasa en todos los deportes en las etapas inferiores, mientras menor es la categoría México tiene más nivel: si es cadetes de 15-16 años, es de escala mundial, pero a nivel senior, están lejos de ese nivel.