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La raquetbolista está empatada en ocho con la estadounidense Goud

Longoria busca el récord de nueve temporadas perfectas

Confía en que después de Tokio 2020 su deporte será olímpico

 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de diciembre de 2016, p. a11

Ser la número uno del mundo es un logro y conservar esa primacía durante ocho años consecutivos significa una gran proeza para una mexicana que no se atemoriza ante los retos y los asume como tales; no sólo en lo deportivo, sino que además pone un ingrediente extra con la ilusión de que una escuela lleve su nombre, tiene dos libros en su haber y espera que el raquetbol consiga registrarse en el programa olímpico para 2024.

Son los desafíos que tendrá el próximo año Paola Longoria y está decidida a cumplirlos. No teme ni conoce la derrota en el terreno profesional, porque le fascina ser una mujer valiente, decidida, exitosa, guerrera, que anhela un país de ciudadanos triunfadores.

Suma dos décadas con la raqueta, desde un ir y venir tocando puertas en su natal San Luis Potosí para irse a Estados Unidos, país que le abrió las puertas y la apoyó en sus inicios en los clubes de paga dominados por los varones y por un reducido grupo de mujeres que ahora rinden tributo a la reina del raquetbol.

A sus 27 años la potosina no tiene adversaria que la pueda destronar. Si acaso le ganarán un set o cuando mucho dos. Sus contrincantes saben a quien se enfrentan, porque se vuelve una fiera y remonta de forma avasalladora sin dar tregua, pues no le agrada perder.

De paso por Ciudad de México, Longoria charla con La Jornada. Agradece todo lo que la vida le ha dado y lo que le gustaría aportar para ser recordada no nada más como la mejor raquetbolista del mundo que ha ganado medallas de oro en la región o en las canchas de cristal donde se presenta para levantar los títulos profesionales que le han dejado ganancias en miles de pesos y dólares.

–¿No se cansa de ganar?

–¿A quién le gusta perder? –responde riendo y se le escucha la voz ronca por los días que estuvo en Puerto Vallarta acompañando a una amiga en su despedida de soltera.

Resume que este año fue maravilloso como lo han sido los anteriores, con altas y bajas, pero siempre con la mente puesta en que con trabajo, disciplina, entrega, responsabilidad y fuerza se obtiene lo anhelado.

Foto
Longoria presentará dos libros e inaugurará su primera escuela en San Luis Potosí
Foto tomada del Twitter de Paola Longoria

Cada ciclo que concluye ya piensa en el siguiente. Vamos por más, afirmó la más grande del Tour Profesional Femenil de la disciplina.

Sus padres han sido el motor para que haya alcanzado lo que tiene. Es mi motivación en cada torneo y lo disfruto con ellos, ya que la acompañan, cuando pueden, para apoyarla.

El raquetbol femenil ha tenido un resurgimiento increíble en América y en Europa. La encomienda a Longoria no ha sido fácil, porque a la par de sus competencias también levanta la voz para que su deporte ingrese al programa olímpico.

Está convencida que después de Tokio 2020, en el siguiente ciclo olímpico, su deporte será aceptado. En eso trabaja con las autoridades del Comité Olímpico Internacional y la Federación Internacional de la disciplina, con pláticas avanzadas al respecto.

Para 2017 tiene además el reto de establecer el récord de nueve temporadas perfectas, ya que está empatada con la estadunidense Michelle Gould (ocho) y prepara un gran torneo en Mérida, Yucatán, en junio.

Presentará dos libros, el de su autobiografía y uno fotográfico, así como la inauguración de la primera escuela Paola Longoria, en San Luis Potosí, la cual espera se extienda a otras ciudades.

A la par de sus competencias tiene una a escala nacional para la detección de talentos, con canchas públicas y cuotas mínimas para niños de escasos recursos, con el compromiso de que los ganadores entrenarán con ella, ya sea en Monterrey o en SLP.

No descarta jugar en Ciudad de México a futuro, ya sea en el Zócalo, el Monumento a la Revolución o el Palacio de los Deportes, para que la gente esté cerca de ella y vea jugar a una campeona que se define chiquita e intensa.