Unos días después de que el periodista independiente Aurelio Contreras publicara un texto sobre un presunto caso de desvío de recursos en el gobierno de Javier Duarte, en su correo apareció una advertencia escueta, pero no menos atemorizante: se está metiendo con intereses que no imagina. Escriba sobre cosas más saludables.

Con este mensaje ya son cuatro las amenazas que Contreras ha recibido por dar a conocer sus análisis sobre la política veracruzana en diversos medios informativos de ese estado y de la Ciudad de México.

“Si lo comparamos con todo lo que sucedió en el sexenio de Duarte, lo mío parecería peccata minuta, pero es indicativo de una situación recurrente durante todos estos años”, señala el comunicador en entrevista con La Jornada.

Además de recibir amenazas vía Twitter y correo electrónico –algunas de ellas del empresario periodístico José Abella–, Aurelio Contreras ha sufrido dos robos en su domicilio, los cuales considera otra forma de intimidación, puesto que sólo se han llevado material de trabajo, como tabletas electrónicas o computadoras.

–¿Por qué están matando a tantos periodistas justamente en Veracruz? –se le pregunta.

–Porque pueden. Esa es la raíz de todo. La respuesta es por la brutal impunidad. Algunos asesinatos claramente fueron cometidos por el crimen organizado, y en otros tenemos la certeza casi plena de que fue desde el poder político, pero el factor común es la impunidad –lamenta el columnista.

Otro común denominador es la criminalización de la víctimas. “El único argumento de Duarte (ante el asesinato de periodistas) era ‘se lo buscaron’, ‘estaban metidos en algo’. Nunca quisieron entrarle en ningún caso a que el trabajo periodístico de los agredidos fuera la causa de los ataques”, denuncia.

Ante la indefensión que viven los periodistas en Veracruz y muchas otras partes de México, admite: sí le piensas para publicar sobre algunos temas, porque las víctimas no saben cuántos intereses pueden estar detrás de las amenazas. Aun así, algunos reporteros han optado por seguir adelante con todo y su miedo.

Estoy en el Mecanismo de Protección a Periodistas de (la Secretaría de) Gobernación y mi única protección es un botón de pánico, que evidentemente no detiene las balas. Pero uno tiene que seguir en lo suyo, cuenta.

Esa decisión de seguir también tiene sus límites, porque escribir sobre el crimen organizado con nombre y apellido (de los implicados) es una sentencia de muerte. Eso no lo haces porque tampoco se trata de hacerle al héroe, pero escribir sobre las corruptelas del poder político también implica un enorme riesgo.

Aunque en los primeros días del gobierno de Miguel Ángel Yunes no hay todavía elementos para pensar que las agresiones contra periodistas van a seguir en el mismo nivel, la solución está más en manos de los propios comunicadores. Quisiéramos sentir más solidaridad de otros estados. Nos está faltando mucho eso, porque unidos somos más fuertes, subraya Contreras.