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Proclama Segundo Encuentro Internacional Desde la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), la institución de educación agrícola superior más antigua de México, hoy nos pronunciamos un grupo diverso de estudiantes, académicos, científicos, campesinos, representantes de organizaciones sociales y redes de consumidores, más de 800 hombres y mujeres, jóvenes, adultos y adultos mayores, convocados por el Departamento de Agroecología en ocasión del 25 Aniversario del Programa Educativo de Ingeniería en Agroecología, la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC, AC), Semillas de Vida, AC y la Universidad Autónoma Metropolitana Campus Xochimilco (UAM-X). Reiteramos la denuncia del despojo de nuestros territorios y sus recursos naturales, nuestros conocimientos y saberes ancestrales, nuestras semillas, nuestros recursos fitogenéticos y minerales para satisfacer el afán privatizador de las empresas trasnacionales que sólo han causado problemas en el mundo, destruyendo la agrobiodiversidad, contaminando los suelos y las aguas, destruyendo los ecosistemas y provocando serios problemas de salud al ser humano, en sí atentando contra la vida misma con sus proyectos de muerte. Nos solidarizamos con todos los enfermos que ha dejado este decadente sistema agroalimentario, con los hermanos de Atenco y su lucha por la defensa de sus tierras productivas, con los compañeros de Nochixtlán en la defensa de sus derechos, con los pueblos de Brasil, Colombia y Venezuela por la no intromisión de intereses extranjeros en sus asuntos nacionales, con las víctimas de la violencia de Estado que lamentablemente se ha generalizado en México, con las luchas mundiales contra las trasnacionales y sus atroces pretensiones por controlar la alimentación con sus transgénicos. Como sabemos, hoy el mundo vive una grave crisis humanitaria, económica y tecnológica con los riesgos exponenciales y cambios significativos sobre los poderes ciudadanos en los Estados Nación. Las amenazas del cambio climático que cada vez más impactan las actividades agrícolas y rurales, principalmente, ponen en riesgo la soberanía alimentaria, la calidad de vida y la vida misma. Proponemos la agroecología como esperanza y remedio tecnológico por la falencia de los designios de la “revolución verde” y su “agricultura moderna”, por sus resultados catastróficos en los 70 años recientes. El retorno a la agroecología campesina necesita la presencia estratégica y prioritaria del campesinado en las políticas públicas nacionales, principalmente en América Latina, África y Asia, donde la mayoría de los productores rurales familiares pertenece a comunidades y poblaciones tradicionales. Sin embargo, las grandes corporaciones trasnacionales presionan a los gobiernos nacionales a contrariar lo dispuesto en la Ronda Uruguay, constituyente del orden de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre la protección, preservación y el respeto a las comunidades y poblaciones tradicionales ante las amenazas del mercado globalizado. Junto a otros organismos financieros multilaterales, permiten que corporaciones y gobiernos nacionales avancen en la expulsión de campesinos de sus tierras de forma violenta con proyectos de minería, hidroeléctricas y otra infraestructura y tecnología de interés exclusivo de los agro-negocios, con el no cumplimiento de acuerdos internacionales y destrucción de áreas de protección ambiental, que son parte de ejidos habitados por campesinos pertenecientes a población tradicional desde tiempos milenarios. Se quita territorios a poblaciones indígenas. Un ejemplo es la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Las represiones violentas sobre los atingidos usurpan derechos culturales, sociales y humanísticos que constitucionalmente deberían ser respetados. La industria alimentaria internacional usurpa del campesino su función de productor de alimentos y contraría los datos y estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre quiénes alimentan al mundo. Con la adopción de políticas multilaterales, nacionales y locales de estímulo a la enseñanza, investigación y aplicación de prácticas agroecológicas, se permitirá conformar un movimiento agroecológico conjunto, por la vida. No obstante, los múltiples ejemplos exitosos de la agroecología realizados por grupos humanos organizados en distintas latitudes de la región latinoamericana y del mundo nos permiten visualizar nuevos caminos por andar hacia la construcción de sistemas agroalimentarios alternativos donde se privilegien las cadenas cortas de producción, distribución y consumo, así como los esquemas productivos y las tecnologías que aseguren la salud del suelo, de las plantas comestibles y de los consumidores. Ejemplos donde el control autónomo de los territorios permite el libre intercambio de semillas que consolida la soberanía alimentaria, reconociendo la riqueza intrínseca a la diversidad biocultural que ha dado sustento y ha permitido la evolución de la agricultura, que hoy la agroecología reconoce. Una agroecología ultrasocial, como dice Sebastiao Pinheiro, siguiendo el ejemplo que la madre naturaleza nos muestra con las abejas, las hormigas y las tuzas, entendiendo que jamás avanzaremos en este caminar si pensamos de manera egoísta e individual; que debemos invocar al cerebro colectivo de los pueblos, al corazón del ser humano y al corazón de la tierra. Hacemos un llamado colectivo para construir un concepto propio que trascienda la soberanía alimentaria y proponemos hablar ahora de autonomía alimentaria, aunque reconocemos que es necesario continuar el debate. Nos llevamos todos la tarea. Reconocemos el derecho de los pueblos sobre su agrobiodiversidad en el amplio sentido que incluye a la cultura. Reconocemos que las comunidades originarias, comunidades campesinas e indígenas son los guardianes de esta gran diversidad biocultural y son los proveedores de alimentos. Hoy l@s agroecólog@s se comprometen a no traicionar a los campesinos ni a su conocimiento tradicional, pues la práctica agroecológica debe realizarse con ética y amor. La agroecología debe comprometerse a defender los territorios. Nos encaminamos a una agricultura, a un mundo sin plaguicidas altamente peligrosos. Que todos y todas contemos con cantidad suficiente de alimentos nutritivos y sanos y diversos. Hoy es un día b’atz del calendario maya y simboliza el hilo conductor de la vida, el tiempo infinito de la sabiduría y de una nueva vida que se comienza a tejer… Este hilo conductor es la agroecología, así que compañeros y compañeras, vámonos a tejer fino en nuestros territorios y constituyamos el movimiento agroecológico mexicano. Finalmente, como dijo Vandana Shiva, NO RENUNCIEMOS A LA ESPERANZA, NO RENUNCIEMOS AL AMOR.
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