La Secretaría de Gobernación (SG) solicitó apoyo al Instituto Nacional Electoral (INE) para el uso de los datos biométricos en su poder (contenidos en el padrón electoral), a fin de avanzar hacia la integración de la clave única de identidad.

La clave forma parte del decálogo en materia de seguridad y justicia, comprometido en noviembre de 2014 por el presidente Enrique Peña Nieto.

Sin embargo, un anterior intento de tomar como sustento los datos de los electores fue motivo, el sexenio pasado, de diferencias entre el gobierno y el entonces Instituto Federal Electoral.

En aquel entonces la estrategia era emitir una cédula de identidad, con una primera edición de 25 millones de documentos para personas entre cuatro y 17 años de edad. Las autoridades electorales dijeron que con la creación de una cédula se afectaría la actualización del Registro Federal de Electores.

Actualmente, el plan es emitir la clave, con el respaldo de la existente Clave Única de Registro de Población (CURP), el acta de nacimiento validada y otros registros de datos biométricos gubernamentales.

Jorge Rojo, titular del Registro Nacional de Población (Renapo) de la SG, informó que ya empezó a hablar del tema con Benito Nacif, presidente de la comisión del Registro de Electores del INE. Hemos establecido hacer una mesa de diálogo, de negociación, que nos permita llegar a un mejor objetivo, señaló.

Hoy la credencial de elector es una identificación oficial, con base en un artículo transitorio de la Ley de Población. Entonces, ¿por qué no aprovecharlo, coadyuvarnos, para dar un mejor servicio a los mexicanos? No veo por el momento ninguna resistencia del INE, afirmó.

Lo importante –expresó en entrevista– es aprovechar la infraestructura existente para crear un sistema nacional de identificación. Hay diversos temas para analizar.

Por ejemplo, para obtener una credencial de elector el documento base es el acta de nacimiento –y dos testigos–, y si bien el formato único de ésta ya tiene 19 medidas de seguridad (14 físicas y cinco electrónicas), en los módulos del INE no hay quién verifique la autenticidad de las actas y/o de los propios elementos de seguridad de la credencial para votar.

Entonces, la propuesta es muy clara: por qué no aprovechamos que el INE tiene 80 millones de biométricos y la administración pública federal tiene 95 millones de biométricos, para generar todo un esquema que permita verificar la unicidad (de los mismos) y que nos sirviera como cédula de identificación, señaló.

Si bien el registro de electores sería sólo una parte de los datos (el resto serían los migrantes, refugiados y menores de edad), se trataría de un gran avance para la integración de un sistema nacional de ­población.