En su mensaje en Santa Fe, el Ejecutivo se rodea de empleados, no de jefes
Viernes 2 de diciembre de 2016, p. 4
Para el presidente Enrique Peña Nieto no hubo mejor manera de iniciar el último tercio de su gestión que reunir a una parte representativa de la burocracia ejecutora de los programas federales… para informarle del avance de los mismos.
La idea de alentar a hablar bien de México a quienes desde el Ejército hasta la Secretaría de Cultura, desde Petróleos Mexicanos hasta el Issste y el resto del abanico burocrático a diario ponen en marcha la política del gobierno federal, no tiene antecedente en un ejercicio público como el de ayer.
Aunque tampoco debe existir en los registros de la zona tal entorpecimiento a la vialidad como este jueves. Caos absoluto.
El embotellamiento en torno a la Expo Santa Fe no tenía punto de comparación respecto prácticamente de ningún otro acto organizado en ese lugar.
Acercarse a la zona de grandes edificios corporativos era empresa imposible. Deshacer el nudo de cientos de autobuses, microbuses, camionetas y camiones en que fueron trasladados los casi 8 mil empleados, más los autos con chofer, en muchos casos, de los directores generales y secretarios de despacho, una proeza.
Adentro, desde temprano, aquello era, salvo los obligados uniformes, un mar de trajes negros o gris oscuro y sonrientes jóvenes profesionistas que al inicio de la ceremonia se verían reflejadas en los dos videos institucionales: uno para dar significación a los avances del país en las diversas áreas, y el segundo donde puro empleado federal amable, entusiasta y bien vestido daba una mínima explicación de sus tareas.
El maestro de ceremonias poco logró para despertar el entusiasmo antes del inicio del acto al solicitar porras, por su desmesura para ubicar la importancia de la labor de los burócratas federales y el énfasis en sus arengas. Si acaso, se escucharon algunos aplausos fríos cuando hacía referencia a alguna dependencia en particular y entre los más motivados estuvieron los de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, así como un grupo de enfermeras y empleadas a quienes a la llegada del mandatario se les oyó corear: Señor Presidente, el Issste está presente
.
A su vez, el presidente Peña se hizo rodear de trabajadores de todas las dependencias y no de los titulares. Nunca se dijo el cargo de los elegidos.
Dejó a un lado el discurso escrito para improvisar. Varias veces confesó haberse traspapelado y haberse perdido
en la exposición. Voy en absoluto desorden
, admitió más de una vez.
Esta vez, el presidente Peña acudió al encuentro con los servidores públicos acompañado por su esposa, Angélica Rivera.