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Adiós, Fidel Castro

Aureola de amistad prestigiosa, su relación con el general Lázaro Cárdenas

El dirigente mantuvo siempre cercanía con los presidentes emanados del PRI
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Fidel Castro durante la presentación de la Segunda Declaración de La Habana, el 4 de febrero de 1961Foto Xinhua
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de noviembre de 2016, p. 10

El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, mantuvo una relación cercana con México y específicamente con dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), desde que llegó al país exiliado en 1955, tras haber permanecido en la cárcel debido al fallido asalto al cuartel Moncada dos años antes.

Priístas recordaron que la relación se forjó al calor de la entonces recién aprobada Carta de las Naciones Unidas, que contiene principios fundamentales, como el derecho a la soberanía del pueblo.

Augusto Gómez Villanueva, quien fuera presidente del Parlamento Latinoamericano, organismo que propició las reuniones interparlamentarias México-Cuba, resaltó que uno de los vínculos con Fidel Castro fue Fernando Gutiérrez Barrios, quien como agente de la Dirección Federal de Seguridad detuvo al líder cubano junto con integrantes del Movimiento 26 de Julio, incluido Ernesto Che Guevara, en 1956, y después los liberó, lo que permitió que se embarcaran a Cuba para iniciar la revolución armada en contra del dictador Fulgencio Batista.

En Guerrillero del tiempo, Castro reconoció la intervención del general Lázaro Cárdenas para su liberación, ya que intercedió ante el presidente Adolfo Ruiz Cortines. No sólo nos sacó de la cárcel, sino que nos cubrió con una aureola de una amistad prestigiosa, fuerte, citó.

Gómez Villanueva comentó que Castro mantuvo cercanía con presidentes como Adolfo López Mateos, quien defendió a Cuba cuando fue expulsada de la Organización de los Estados Americanos por presiones de Estados Unidos en 1962. México fue el único que no apoyó esa expulsión.

Esto le dio al régimen de López Mateos una identidad desde el punto de vista de la independencia de México, no solamente en cuanto a no someterse a los lineamientos del Departamento de Estado, sino también por reafirmar la defensa del principio de libre autodeterminación, sostuvo.

También rememoró la reacción del ex presidente Cárdenas del Río después de la invasión de Bahía de Cochinos, en 1961, cuando el general anunció su decisión de integrarse al ejército cubano para defender la soberanía de Cuba, porque era la defensa de la soberanía de los pueblos de América.

La relación de Fidel Castro con los priístas fue muy cercana. El 17de mayo de 1979 realizó su primera visita de Estado a México, como presidente de Cuba, por invitación de José López Portillo.

Asistió a las tomas de posesión como presidentes de la República de Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo, con cuya administración el gobierno cubano mantuvo una notoria distancia. Durante su sexenio, el mandatario mexicano nunca invitó a Castro a visitar el país, y él viajó sólo una vez a Cuba para asistir a la Cumbre Iberomericana de 1999.

La distancia se tornó agria cuando México, durante el gobierno zedillista, se abstuvo, en lugar de votar en contra de la resolución de condena a Cuba ante la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra.

La delegación mexicana emitió una nota en la cual explicó que cualquier país que forme parte de la ONU está obligado a honrar sin cortapisas los derechos humanos de sus ciudadanos, incluyendo los que confieren libertades políticas esenciales, como el derecho a expresarse sin restricciones, a participar libremente en partidos políticos, seleccionar a los gobernantes mediante elecciones periódicas.

Gómez Villanueva, diputado constituyente, recordó que con Salinas de Gortari, el líder de la revolución cubana entabló una buena relación, hasta que se publicó El gigante de las siete leguas, donde el comandante escribió que Andrés Manuel López Obrador se presentó a las elecciones de 2006 y ganó la mayoría de los votos frente al candidato del PAN. Más el imperio no le permitió asumir el mando.