La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) dio a conocer un informe especial sobre las condiciones en que viven las hijas e hijos de mujeres privadas de la libertad en centros de reclusión, y manifestó su inquietud por el trato que se le da a estos menores.

Según el estudio, existen al menos 618 niños y niñas que se encuentran con sus madres en diversas cárceles del país, una población que ha aumentado de forma considerable y que incluso ha duplicado su número en los recientes cuatro años.

Los autores del informe concluyeron que persisten diversas violaciones a los derechos humanos de los hijos de mujeres privadas de la libertad y una serie de condiciones que les dificultan tener una vida digna y segura, entre ellas la ineficiencia de infraestructura propia para los menores.

Ejemplo de ello es que no se dispone de un espacio adecuado para ellos, por lo que se observa que en ocasiones se comparte la cama entre madres, hijas e hijos, e incluso en algunos casos la interna tiene a más de una niña o niño con ella.

De igual forma, existen prisiones donde niños de diferentes edades deambulan sin restricciones por el área femenil o hay sobrepoblación y hacinamiento.

El estudio de la CNDH también encontró deficiencias en el servicio médico y en educación inicial y prescolar, ya que en la gran mayoría de las cárceles visitadas sólo hay un médico general, cuando serían necesarios pediatras y servicios de vacunación, dentales y sicológicos especializados en niños.

También se descubrió que las instalaciones médicas exclusivas para menores no existen, por lo que se les atiende en consultorios destinados para personas adultas, con acceso limitado a medicamentos, incluso para tratar las enfermedades más comunes.

Por otro lado, en 65 cárceles las internas denunciaron que no se le da alimentación especial a los menores que viven con ellas, los alimentos son de mala calidad e insuficientes o se les restringe el ingreso de alimentos para sus hijos, como es el caso de frutas, leche en polvo y alimentos varios dirigidos a bebés.

Además de lo anterior, en 66 prisiones no existe una adecuada clasificación y en 13 de ellas no hay separación entre hombres y mujeres en áreas comunes, lo que representa un posible riesgo para los niños que ahí habitan.

Por ello la CNDH emitió una serie de propuestas a diversos organismos, entre ellas privilegiar el interés superior de la niñez y permitirle a los menores convivir con sus madres privadas de su libertad, aun cuando hayan nacido previo al internamiento de sus madres.

El informe también recomienda diseñar protocolos específicos para el ingreso y permanencia de los niños que vivan con sus madres privadas de la libertad, y establecer una planeación presupuestal multianual para contar con instalaciones exclusivas para mujeres en las cárceles, entre otros puntos.