En el precipicio
Ningún escenario queda claro, advierten analistas
Trump merece un premio por elevar la participación latina, dice senador
Empate virtual en encuestas, pero Clinton aventaja en el mapa electoral
Nadie dijo que sería fácil; quiero agradecer al Servicio Secreto. Justo antes del incidente, se pudo ver a Trump cubriéndose de los reflectores con su mano para mirar hacia la audiencia. Se produjo un forcejeo en medio de la asistencia y dos agentes de seguridad protegieron a Trump. En imágenes de televisión se pudo ver a un sospechoso sometido en el suelo por policías y luego cuando era sacado del local, rodeado de agentes armados. El sujeto no portaba armasFoto Ap
Domingo 6 de noviembre de 2016, p. 2
Nueva York.
A tres días de la elección –que ambos candidatos proclaman como la más importante jamás vista–, el presidente Barack Obama advierte que el futuro del país está en juego; a la par de un incesante bombardeo de los líderes de opinión, cuya premisa básica es que no queda claro casi nada, prevalece una sensación de vértigo, porque el país está en el precipicio, pero no se sabe de qué.
A principios de este año Donald Trump estaba asombrado de cómo el apoyo a él iba creciendo en la contienda para la nominación republicana mientras todos los expertos y ambas cúpulas partidarias lo habían descartado como candidato viable. Yo podría ponerme en medio de la Quinta Avenida y disparar contra alguien y no perdería votantes
, comentó maravillado en enero pasado.
Atinó. Aparentemente ni las agresiones sexuales contra mujeres, ni la elusión de impuestos, ni sus ataques contra héroes de guerra, ni los engaños empresariales sobre los cuales construyó su imperio de bienes raíces lograron hundirlo. Tampoco lo afectaron sus ataques contra la prensa, su ignorancia sobre la política exterior. Y ni hablar de sus posiciones extremistas a favor de violar la Constitución y emplear la tortura, de perseguir a musulmanes y a todos los inmigrantes, además de su insistencia en que sólo puede perder si hay fraude y, por tanto, tal vez no reconocerá el resultado oficial entre otras declaraciones escandalosas. Todo esto no destruyó a Trump, sino que hoy se encuentra en la antesala de la Casa Blanca, en un empate virtual con la candidata de casi toda la cúpula política y económica del país: Hillary Clinton.
Su mensaje insurgente contra las cúpulas de ambos partidos podría ser suficiente como para obligar a los caseros a entregarle a Trump otro edificio más sobre el cual colocar su apellido: la Casa Blanca.
Sin embargo, aunque en los promedios de las encuestas persiste un empate virtual, Hillary Clinton sigue manteniendo una ventaja en el mapa electoral. Pero lo que hace sólo una semana parecía un muro de contención
sólido para enfrentar los avances de Trump, ahora hay señales de que dicho muro está poroso y en algunos lugares se puede desmoronar.
Por ello, ambas campañas continuaron su intensa actividad en esta recta final, viajando a varios de los estados claves que determinarán el resultado el martes (https://videos.jornada.com.mx/video/
14803176/guia-para-entender-la-eleccion-presidencial-en-est/). El enfoque en Florida se debe al consenso de que si Clinton gana ese estado, el juego concluye y ganará la elección.
Este sábado hubo más señales de que el voto latino sigue mostrando un alto nivel de participación en estados claves, donde se permite el voto adelantado, como Florida, Nevada, Colorado y Arizona, lo cual animó a los demócratas y se percibe como un obstáculo posiblemente mortal para Trump. Clinton visitó este sábado comunidades inmigrantes en Florida, donde declaró ante un público multiétnico que hay números grandes de gente participando, rompiendo récords
.
Trump también estuvo en Florida, donde declaró en un mitin que los cubanos me han apoyado
, aparentemente porque un grupo cubano-estadunidense le dio un premio, pero sin ninguna otra prueba.
De hecho, según una encuesta hecha para Univisión, el voto de los cubanoestadunidenes está dividido en Florida (49 por Trump contra 42 para Clinton), mientras el flujo de decenas de miles de puertorriqueños que han huido de la crisis económica en su isla están transformando la dinámica electoral en ese estado a favor de los demócratas.
La encuesta bipartidista indica que Clinton está ganando a Trump el voto latino por 30 puntos en ese estado.
El senador Lindsey Graham, republicano pero antiTrump, comentó que “la historia de esta elección podría ser la movilización del voto latino… y no salieron por alguien, sino más bien contra lo que percibieron como racismo. Entonces Trump merece el premio por elevar la tasa de participación latina. Hizo más para animarlos de lo que cualquier demócrata jamás ha logrado”, reportó el New York Times.
Trump también fue a Carolina del Norte, otro estado en feroz disputa. Ahí, como en todas sus escalas, resaltó que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) reabrió la investigación sobre los correos electrónicos de Clinton, algo que, insiste, la llevará a un juicio criminal (la FBI no ha reabierto esa investigación, sino que evalúa si es necesario hacerlo al revisar los nuevos correos encontrados en una computadora del esposo separado de Huma Abedin, la asesora íntima de Clinton). Anoche viajó a Colorado y Nevada, donde el voto latino podría frenar sus posibilidades de triunfo.
Según un cálculo político, la ruta crítica para un triunfo de Trump requiere que gane los tres estados claves: Ohio, Florida y Carolina del Norte, además de prevalecer en todos los estados que ganó su antecesor Mitt Romney en 2012. Después necesitará otros 17 votos más, difíciles de obtener, pero no imposibles.
Clinton concluyó su jornada anoche en Filadelfia, en un concierto en apoyo a su campaña encabezados por el legendario Stevie Wonder y la estrella pop Katy Perry; pero su tarea de aquí a la noche del lunes será continuar fortaleciendo su muro de contención o, por lo menos, tapar los agujeros que le han salido. Ella aún goza de más opciones que Trump para alcanzar el número mágico de 270 votos electorales.
Ambos candidatos también han empezado a dar sus últimos mensajes, tanto en sus discursos como en la propaganda en televisión, radio y redes sociales.
El nuevo espot de Trump rei-tera su mensaje económico populista, que ha sido tan efectivo entre millones de trabajadores blancos en zonas industriales devastadas (https://www.youtube.com/watch?v=vST61W4bGm8), con un ataque frontal contra el “establishment político”, una promesa para recuperar el país del sistema corrupto
y devolverlo a manos del pueblo; así como un enfoque crítico sobre el TLCAN promulgado por el ex presidente Bill Clinton, esposo de la candidata demócrata. En gran parte, podría haber sido hecho por un sindicato u organización progresista crítica del modelo neoliberal.
El espot de Clinton, difundido este sábado, usa como pista sonora una canción que se ha vuelto himno de su campaña, Roar, de Katy Perry, mostrando el mosaico multinacional y multiétnico de caras de su llamada coalición (https://www.youtube.com/watch?v=PspX3VQghaU&feature=youtu.be).
También hay exhortaciones cada vez más apremiantes para promover el voto contra Trump, como el que hicieron estrellas de televisión y músicos, entre ellos Rachel Bloom, Moby y Elizabeth Banks, quien canta una canción llamada Mierda santa, tienes que votar (http://www.funnyordie.com/videos/
81d6ba4237/holy-sh-t-youve-got-to-vote?_cc=__d___&_ccid=6cdeec237cae84af).
Mientras tanto, continúa el análisis del estado de la contienda con algunos modelos de pronóstico y promedios de sondeos que dan como resultado desde un empate (RealClearPolitics) a modelos que otorgan a Clinton entre 98 y 99 por ciento de probabilidad de ganar (HuffPost Pollster y Princeton Election Consortium).
En los pronósticos más citados Clinton tiene 68 por ciento de probabilidad de ganar, FiveThirtyEight, y 83 por ciento en el Upshot del New York Times. O sea, todo aún es posible.
Y si el martes acaba con resultados muy apretados, las proyecciones tendrán que esperar un conteo más extenso, sobre todo en lugares como Florida, que posiblemente sea disputado antes de poder declarar triunfador.
Puede ser una noche muy, muy larga, tanto el día de las elecciones como el futuro político de este país.