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Habitantes de Cabo Corrientes se organizan para protegerlo

Campo tortuguero en Jalisco, a merced de los saqueadores

Reubican a elementos de la Armada de México

Los depredadores matan a los animales para sacarles huevos

Nulo apoyo de autoridades

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Con una extensión de 69 kilómetros, el playón de Mismaloya, ubicado entre los municipios de Cabo Corrientes y Tomatlán, Jalisco, es uno de los santuarios tortugueros más grandes del país. Ante el saqueo constante de huevos de la especie golfina (en peligro de extinción), ejidatarios de Villa del Mar formaron un comité de voluntarios para preservar los nidosFoto Javier Santos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 31 de octubre de 2016, p. 29

Cabo Corrientes, Jal.

El Playón de Mismaloya, uno de los santuarios tortugueros más grandes del país, con extensión de 69 kilómetros, prácticamente carece de vigilancia de la Secretaría de Marina (Semar), por lo que desde julio pasado los ejidatarios de Villa del Mar, en el sur del municipio, organizaron un comité de voluntarios para evitar el saqueo de huevos de la especie golfina, protegida por la norma NOM-061-PESC-2006, por estar en peligro de extinción.

Los pobladores, quienes realizan guardias desde que cae la noche hasta el amanecer, relatan que hace cuatro años los marinos instalaban retenes en las inmediaciones del campo tortuguero que pertenecía a la Universidad de Guadalajara (UdeG) en el poblado Mayto, aledaño a Villa del Mar, pero debido a que fueron enviados a otras zonas ante la creciente actividad del crimen organizado en la costa jaliscience, desde Puerto Vallarta a Cihuatlán, su presencia disminuyó.

Salvador Chávez Romero, ejidatario de Villa del Mar, relata que es común que los saqueadores capturen a las tortugas, las abran con cuchillos debajo de las aletas y saquen los huevos, para luego dejarlas morir desangradas. Es algo muy cruel, dice.

Los humanos no son los únicos depredadores. Coyotes y mapaches también recorren esta franja de la costa del Pacífico en busca de nidos, en cada uno de los cuales una tortuga deposita entre 80 y 130 huevos.

A veces el brillo de la luna llena delata a los ladrones que tras ganar un nido huyen para vender los huevos en los alrededores o en Puerto Vallarta, a precios que van de dos a 20 pesos por unidad.

Puerto Vallarta se encuentra a dos horas (en vehículo) de esta comunidad. Los saqueadores ocultan los huevos en palanganas, informaron funcionarios locales de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Los habitantes de Villa del Mar, entre ellos madres con sus hijos, vigilan la costa a pie y en una cuatrimoto prestada. Los ejidatarios se organizaron hace tres meses y cuando se inicia la arribazón de la golfina hacen rondines toda la noche.

Aunque la arribazón ocurre en los 69 kilómetros del santuario, los labriegos sólo pueden recorrer 30; del lado de La Cruz de Loreto, en el municipio vecino de Tomatlán, la supervisión está a cargo de personal de la UdeG.

Édgar García Ruvalcaba, residente de Villa del Mar, calcula que cada noche los saqueadores roban, en promedio, dos nidos, y los ejidatarios preservan 30. Hay noches que roban hasta seis, depende del número de tortugas, acota.

Chávez Romero refiere que el campamento tortuguero está integrado por 12 jefes de familia, que carecen de apoyo económico y protección de las autoridades. Las motos, por ejemplo, se nos han descompuesto y las compañeras se han quedado a media playa.

Los ejidatarios que cuidan a las tortugas y sus crías constituyeron la Cooperativa Ecológica Campesina El Cielito; paulatinamente construyeron cabañas y abrieron un restaurante frente al mar.

El campamento no cuenta con recursos. Del alquiler de las cabañas se toma dinero para el mantenimiento de la cuatrimoto y el pago de gasolina; unos 10 mil pesos al mes, detalla García Ruvalcaba, gerente de la cooperativa.

Destaca que para obtener más recursos venden gorras, tortuguitas de madera, camisetas y otras artesanías de la región. Así subsidiamos el proyecto de la conservación de la tortuga, pero se requiere apoyo de la policía y de la Marina, insiste.

Que nos ayuden un poquito a reforzar la vigilancia, sobre todo porque recibimos amenazas. No vaya a ser que un día suceda algo cuando vigilan mujeres con sus hijos, alerta.